Es un detalle curioso el que el “Joró del Danubio”, una danza folclórica favorita de generaciones de búlgaros, que por tradición suena en cada hogar de este país ya en los primeros minutos del nuevo año, fue escrito en una noche de primavera. El tema, que parece inspirado en un nuevo principio en la naturaleza, genera una increíble sensación de ligereza y fuerza que penetran en cada célula, como la vida misma. Este joró es el hilo espiritual invisible que enlaza a millones de búlgaros, estén donde estén en el mundo, reforzando su sentimiento de comunidad y pertenencia étnica. Lo bailan todos, jóvenes y mayores, incluso quienes no conocen a la perfección sus pasos, porque es una danza que se apodera del espíritu y cautiva por el regocijo que irradia su ritmo, y los pies se ponen a bailar espontáneamente al son de la música.
No es casual que precisamente esta poderosa fuerza, que se eleva cual una plegaria común de quienes bailan este joró, tenga propiedades depuradoras curativas. La energía que se genera en la ejecución de la danza, penetra hondo en los cuerpos de los danzantes para formar un hermoso círculo de pasos, similar a trancas concadenadas por el viviente espíritu humano. Las formas que suelen dibujar los diferentes jorós búlgaros fueron descubiertas por casualidad en 2014 por los fundadores jóvenes de la Organización Taratántsi. Durante un foro, organizado por la Asociación Ideas Aunadas por Bulgaria, ellos descubrieron un método innovador para recrear estas danzas búlgaras por medio de figuras gráficas de sus pasos. La secuencia que hay que seguir al bailarlas se encuentra marcada por colores y cifras a fin de que cada principiante pueda seguir los movimientos.
“Fue muy interesante el momento en que fuimos dando vueltas a los pasos del "Joró del Danubio". Sabemos que su frase se repite y se baila en una ronda. En el gráfico obtuvimos una imagen que semeja un poco las olas del río. Toda forma de un joró que estamos recreando cuenta con su fondo de líneas coloradas que muestran la pulsación métrica, y sucede que en el caso concreto las líneas del Joró son de los colores verde y azul, para mostrar un tamaño 2/4. Los colores, además, son algunos de los colores característicos que tienen los bordados en los trajes a la usanza tradicional de la gente del norte de Bulgaria”.
Desde luego, la digitalización no es un sustituto del salón de bailes sino una invitación a que la gente vaya y conozca en vivo y en directo muestras del folclore bailable búlgaro. Por otro lado, también se trata de una manera singular para proteger los pasos de jorós búlgaros amenazados de extinción, escasamente conocidos y no bailados en forma multitudinaria. Por esto la organización se planteó reproducir las formas gráficas del mayor número posible de jorós, y digitalizarlas. Hasta la fecha se han conservado así cuarenta de los más de trescientos de que se tiene constancia en el país.
“Quizás esto se encuentre codificado en nuestro fuero interno y así el ritmo nos va guiando aunque no tengamos seguridad de cuáles son los pasos exactos −señala Iva Tódorova− . El "Joró del Danubio", junto con el joró recto, ha pasado a convertirse en una especie de himno de todas estas danzas tradicionales, un himno que todos conocemos. Si queremos explicarle a algún extranjero cómo es el folclore de Bulgaria no podremos prescindir de presentarle el "Joró del Danubio”.
Este año la Organización Taratántsi se ha alzado con el Premio Europeo de Patrimonio Cultural Europa Nostra, por la digitalización y la conservación de las danzas tradicionales búlgaras. La distinción es un poderoso incentivo y un merecido reconocimiento a la labor de quienes integran esta organización, dedicada a la unión de los búlgaros y a la conservación del patrimonio cultural búlgaro.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: taratanci.com, YouTube
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