“Sorprendentemente buena” es la frase que los ocupados en el sector turístico han empleado para definir la temporada de esquí en el centro de montaña Pampórovo y la vecina localidad de Chepelare. La propagación galopante de ómicron en Bulgaria y las medidas antiepidémicas no les han quitado a los búlgaros las ganas de tomarse unas vacaciones en los centros de montaña nacionales para esquiar. Además, las condiciones meteorológicas actuales resultan las perfectas para practicar deportes de invierno.
En Pampórovo la ocupación de las instalaciones hoteleras varía de un 75% a un 80% pero sus gerentes esperan que por las vacaciones escolares en la primera semana de febrero esta ocupación llegue un porcentaje récord del 99%.
Ahora en plena temporada de invierno predominan los turistas búlgaros. No obstante, también hay turistas extranjeros procedentes, básicamente, de Irlanda, Reino Unido y Rumanía. Todo parece indicar que los trabajadores del sector turístico se encuentran ahora mejor preparados para afrontar los retos de la epidemia de Covid en esta temporada. Esto es igualmente válido para los clientes y visitantes que llegan, vacunados en su gran mayoría, que se mueven en libertad por este centro de montaña. Para el resto de turistas se han habilitado puntos especiales de testeo rápido a fin de que aquéllos tenga acceso libre a los establecimientos gastronómicos y de ocio, precisa Kostadín Belenozov del ayuntamiento de Chepelare. En lugares clave se han instalados los llamados dispositivos pick-up, de pago sin contacto, de los que uno puede obtener su bono para usar teleféricos y remontes.
El precio a abonar por un bono diario para el dominio esquiable de Pampórovo es de 35 euros. El descenso por las pistas de la zona de Mechi Chal le costará a uno unos 27 euros diarios. Rigen, desde luego, también descuentos para los niños, así como también para los huéspedes de algunos de los hoteles.
“Desde hace unos años se ha hecho popular el descenso en bici -dice Kostadín Belenozov- . Hay bastantes trayectos acondicionados en la zona y en invierno llegan ciclistas aficionados a este tipo de descensos por las nevadas pistas. Como deportes de invierno se suelen practicar en nuestra zona también. El biatlón, el esquí de fondo, entre otras modalidades. Tenemos snowboards, se hacen incluso descensos en neumáticos hinchables. Para los niños se ofrecen paseos en trineos tirados de perros husky”.
Chepelare ha sido proclamada Ciudad Europea del Deporte 2022. Actualmente la ciudad acoge el Campeonato Europeo de Esquí de Orientación, que es una vuelta de la Copa Mundial. Paralelamente a este evento se desarrollan en Chepelare los campeonatos mundiales de Veteranos y Júnior sub 23. ”Tenemos hospedados a unos 250 competidores. Están aportando a la animación de la villa ya que sus manifestaciones son un auténtico atractivo: se están calentando entrenándose, corren en nutridos grupos por las calles céntricas, la gente se para a observarlos regocijada”, dice Kostadín Belenozov.
¿Cuáles son los otros tipos de vivencias que ofrece la ciudad, aparte de las emociones en las pistas y los establecimientos gastronómicos llenos de consumidores?
“Tenemos dos museos, únicos ambos por sus características. Uno de ellos está dedicado a los esquíes y el deporte de esquiar y las muestras que se exhibe evocan la historia de la creación de este centro de vacaciones, la aparición de los primeros esquíes en la villa y cómo ha evolucionado todo en ella. Se pueden ver modelos de esquí desde el siglo pasado u hasta los más recientes, fabricados en nuestra planta, que es uno de los mayores fabricantes de esquí en el mundo. El otro museo es el del Karst de la montaña Ródope y en él se pueden apreciar diferentes cristales, minerales, huesos de animales cavernícolas, entre otras curiosas muestras”.
Versión en español por Mijail Mijailov
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