Cuando era pequeña curaba a las muñecas en su hospital montado en un árbol, donde les administraba vacunas con agujas de pino y les daba mixturas mágicas hechas de flores y barro. Con el pasar de los años comenzó a cuidar y sentir compasión por los humanos, mostrando mayor preferencia por los niños. Hoy la Dra. Daniela Atanásova-Líneva es la pediatra favorita no solo de los búlgaros en Nueva York, sino de los vecinos de la región multinacional de Queens, donde desarrolla una exitosa actividad en el sector privado. 

No hace mucho la doctora Daniela Atanasova-Lineva recibió un prestigioso premio: fue proclamada pediatra del año en EE.UU. por la Asociación Internacional de Top Profesionales (IAOTP).

“Para mí estos 20 años en el ámbito de la medicina pasaron como si fueran un instante. Me alegra el hecho de que trabajo en un Estado donde mi trabajo es valorado. Este premio es es un reconocimientos muy prestigioso para mí”, dice ella ante Radio Bulgaria.

Su camino profesional comenzó en la Universidad de Medicina en Varna, donde ingresó con una nota máxima, continuó trabajando en el hospital de Mount Sinai en Manhattan, acumuló experiencia en un servicios de urgencias pediátricas, luego comenzó a impartir clases a universitarios y trabajar en un consultorio privado en Rego Park, en Nueva York. 

A pesar de ser pediatra, la Dra. Daniela Atanásova-Líneva atiende tanto a menores como a sus padres, porque los hábitos nocivos pueden ser contagiosos y provocan enfermedades crónicas. 

“Los menores dependen de sus padres. No tienen otra opción, explica la doctora. Después de haber terminado un curso en Harvard dedicado al sobrepeso y las enfermedades que lo acompañan, comencé a instruir a familias enteras a vivir de manera saludable. Para que el tratamiento de los menores sea exitoso, primero hace falta que los padres adopten el modo de vida saludable.

“Hoy en día todos hablamos de una vida bien equilibrada, por muy banal que suene, dice la pediatra. Es importante acostarse a tiempo, dormir bien, tratar de meditar y estar tranquilo. Muchos de mis pacientes quinceañeros padecen depresiones, ataques de pánico, tratan de quitarse la vida. Les explico que deben entrenar al menos una hora al día, evitar el consumo de alimentos procesados, dormir unas ocho horas, estar en medio de la naturaleza. Este es el sentido de mi vida: quiero transmitir todos los conocimientos que tengo a las generaciones venideras”. 

Políglota, aficionada a los viajes y voluntaria: el amor por los niños llevó a la Dra. Daniela Atanásova-Líneva a distintos lugares del mundo. La trágica pérdida de su hija, Stefani, de 20 años de edad, la motivó a enfocar sus esfuerzos en los últimos años en la fundación Stefaniforever20. 

“Siempre me ha gustado dar algo de lo que he aprendido a los demás, dice la pediatra. En Honduras y en Gana desarrollo la fundación in memoriam de mi hija, que perdió la vida hace cinco años. Mi objetivo es continuar el legado de Stefani que era campeona nacional de tenis de EE.UU. y estudiaba medicina. En esos países regalamos a los menores equipos, raquetas de tenis, bolsas y les damos clases porque este deporte no es muy popular allí, sobre todo entre las chicas”. 

La Dra. Daniela Atanásova–Líneva reconoce que la ambición siempre ha sido su mejor amiga, pero después de la tragedia con su hija se dio cuenta de que podemos controlar muy pocas cosas. Así aprendió a aprovechar cada minuto de su tiempo y hacer lo que desea sin pensarlo dos veces. Supone que la próxima etapa de su vida será entregada a los universitarios y a los viajes. “Lo más importante es vivir sin miedo”, dice convencida la Dra. Daniela Atanásova–Líneva.

Versión al español de Hristina Táseva 

Fotos: archivo personal, stefaniforever20.com