“Estamos en el ojo de la tormenta, la turbulencia es muy grande. De las resoluciones políticas dependerá si y cómo el empresariado podrá hacer frente a esta crisis”, ha manifestado el ministro de Finanzas, Asen Vasilev, durante el foro económico El sonido del dinero, que se desarrolló el 7 de junio. Hace pocos días el ministro anunciaba que la actualización del presupuesto que se está preparando se calcula sobre la base de la inflación anual del 10.9%, que probablemente sea superada para finales del año y el crecimiento real de los ingresos será de un 9%. Según lo plasmado en la actualización, a pesar de la crisis se espera un crecimiento de la economía del 2.9% y del consumo de un 3.3%. El déficit en el Presupuesto no experimentará cambios: 4.1%.

Ya a finales del año pasado el presupuesto actualizado obtuvo la aprobación de principio de un consejo de coalición integrado por expertos y el objetivo es que para el 1 de julio sea aprobado, para que puedan iniciarse las medidas anticrisis. Según los cálculos de los expertos, el Presupuesto disminuirá en unos 300 millones de euros, sin tomar en consideración los pagos sociales.

Para compensar el abaratamiento de algunos productos, a partir del 1 de julio se elevará el precio de artículos gravados con accisa como cigarrillos, vino, cerveza y puros.

Los ingresos reducidos a causa del paquete de medidas anticrisis serán recompensados mediante la reestructuración del Presupuesto vigente. El principal paquete social está orientado a la actualización de las pensiones.

Con el fin de garantizar la seguridad y la independencia energética del país, se está planeando un préstamo avalado por el Estado por valor de 532 millones de euros. Éste incluye 150 millones de euros que se encauzarán a la financiación de suministros alternativos de gas y 382 millones de euros a la ampliación del depósito de gas en Chiren.

El problema es que el presupuesto actualizado viene bajo la forma de “medidas anticrisis” y no es una reforma consecuente en importantes sectores para la economía del Estado, señalan expertos de la Asociación del Capital Industrial en Bulgaria. “El programa de compensaciones para el empresariado ha sido diseñado para los meses de mayo y junio pero en la actualización del Presupuesto no ha sido plasmado un mecanismo de asignación de nuevos medios al fondo del sistema de energía eléctrica”, ha señalado el presidente de la Asociación, Vasil Velev:

“Al mismo tiempo, casi 1 000 millones de euros han sido orientados a las medidas anticrisis. Estos medios no están asignados a los más necesitados, sino a todos los búlgaros.  Hay otros 2 500 millones de euros que serán como un subsidio para todos, no solo para los necesitados, en el proyecto de resolución de la Comisión Reguladora de Energía y Agua. La calefacción se subsidia con 500 millones de euros para todos, no solo para los necesitados, y con otros 2 000 millones de euros se subvenciona la energía eléctrica otra vez para todos los búlgaros.

De esta manera se mina la posibilidad de que toda la economía búlgara opere a precios competitivos, como trabajan nuestros colegas en Europa. En las medidas que ofrece el Gobierno no hay ni una línea de lo que habíamos pactado con ellos: promover a partir del 1 de julio un programa duradero a medio plazo para compensar los altos precios de la energía eléctrica”.

Los expertos de la Confederación de Sindicatos Independientes han expresado sus recelos de que, a causa de los dinámicos precios, en otoño el Presupuesto deba ser corregido otra vez. Los sindicatos critican al Estado de que sobre este telón de fondo no hay una política referente a los ingresos de los trabajadores.

A juicio de Liuboslav Kostov, del Instituto de Estudios Sociales y Sindicales, el Estado debe desarrollar una política expansiva en las condiciones de una crisis y debe gastar más. Desde hace años Bulgaria reorienta una parte del PIB mucho menor en comparación con el resto de casi todos los países de la UE. Hace tiempo que el papel del Estado en la economía es mucho más reducido en comparación con los niveles en la UE.

“Hace tiempo que la pizza no es pizza. Es otra cosa. Una masa común y corriente sin sabor”, señala en su análisis Liuboslav Kostov.

Versión al español de Hristina Táseva