En vísperas de la festividad del protector celestial de Bulgaria, san Juan de Rila, cientos de cristianos ortodoxos se dirigen al monasterio fundado por él en el corazón de la montaña Rila para presenciar las misas vespertinas y matutinas.
Por tradición en el Monasterio de Rila se rinde homenaje al santo tres veces al año: el 18 de agosto (fecha de su asunción en 946), el 19 de octubre (el traslado de sus reliquias a la ciudad de Sredets) y el 1 de julio (el retorno de sus reliquias en el monasterio de Rila en 1469).
Según la hagiografía del santo, escita por el Patriarca Eutimio de Tarnovo, poco tiempo después de la asunción de san Juan de Rila, su tumba comenzó a irradiar “una fragancia que no se podía describir con palabras”. Probablemente entonces este santo venerado por todos los búlgaros fue canonizado. Alrededor de 989-992 sus reliquias fueron trasladadas por el zar Samuil y el entonces patriarca búlgaro de German-Gabriel a Sredets, la actual ciudad de Sofía, después de que el santo apareciera en sueño ante sus alumnos y les ordenara a trasladar sus reliquias allí.
Son muchos los testimonios y las historias de curaciones milagrosas con la ayuda del santo, que en vida se negó a glorificarse como curandero y encomendaba a Dios la fuerza de curar a los enfermos y a las personas que sufrían. Por esto los creyentes, independientemente de su confesión, hasta hoy en día dirigen sus oraciones al santo cuando afrontan retos y desánimo.
“No busquen el liderazgo, recuerden a Aquel que decía: “El que quiera hacerse grande entre vosotros, será vuestro servidor”. Cuídense de la serpiente de la avaricia porque la avaricia es la raíz de todas las maldades, según las escrituras sagradas, que la denominan segunda idolatría”, reza el legado del santo.
En opinión de los estudiosos, en el aspecto espiritual, El legado de san Juan de Rila, es próximo a la Historia Eslavo-Búlgara, como una medida para la autoconciencia nacional y el sistema de valores de los búlgaros. El milagrero de Rila señalaba que el anhelo de adquirir riquezas y la avaricia sin los vicios más grandes que alejan a los humanos de lo espiritual. Por esto llamaba a sus seguidores que coloquen en primer lugar a Dios y a sus órdenes y confiar en su fuerza unificadora.
Hoy muchas personas no entienden el legado del santo y por esto el país necesita de unidad más que nunca en aras del bien de todos nosotros. El bien, a juicio del protector celestial de los búlgaros, puede venir cuando “nos sometemos a las ordenes de Dios”.
Por casualidad o para llamar la atención de los nuevos diputados al legado de san Juan de Rila, el presidente Rumen Radev, eligió el 19 de octubre, festividad de san Juan de Rila, para la celebración de la primera sesión de la 48 Legislatura de la Asamblea Nacional.
Versión al español de Hristina Táseva
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