"Nunca dejemos de pensar y de preocuparnos por nuestros hermanos, los búlgaros de Besarabia, y que un día al año, el 29 de octubre, el aniversario de la consagración de la catedral búlgara, erigida en Bolgrad, sea para ellos y para nosotros una gran fiesta común del espíritu búlgaro...".
Con estas palabras, el periódico "Besarabia búlgara", en su única edición de 1938, lanzaba un llamado para la celebración del Día de los Búlgaros de Besarabia. Sesenta años después, Mircho Slivenski, descendiente de un reservista de Bolgrad y miembro de la asociación "Rodolyubets", encontró el ejemplar en sus archivos. Desde entonces hasta hoy, el 29 de octubre, la asociación celebra el Día de los Búlgaros de Besarabia.
"Esta es la fecha en la que en 1838 se consagró el templo de la Transfiguración de Jesucristo, de Bolgrad, y cien años después, los descendientes de los búlgaros de Besarabia que ya se habían establecido en Bulgaria, así como los participantes en la Liberación y en la construcción del nuevo Estado búlgaro, propusieron que, con motivo del centenario de la consagración del templo, este día se celebrara en Bulgaria como una señal de que el país no había olvidado a sus compatriotas -dice Raina Mandzhúkova, directora de la Agencia Ejecutiva para los Búlgaros en el Extranjero. Sin embargo, en 1939 comenzó la Segunda Guerra Mundial y la fiesta no se consolidó. Su continuación se produjo en 1998 gracias a la Sociedad de los Búlgaros de Besarabia y Tavria "Rodolyubets"".
"Soy de Besarabia. En búlgaro me llamo Doncho, oriundo de Divitlia", se presenta Anton Telpiz, que ahora vive en Izmail, distrito de Kilia. Vino a ver a sus nietos, que viven en Bulgaria, y acudió al estreno del libro de Galin Gueorgiev “Tradiciones, memoria e identidad de los búlgaros en Ucrania y Moldavia”.
"Cuando me enteré de que habría una presentación del libro sobre los búlgaros de Besarabia, vine con mucho gusto –dice él-. Me sentí muy bien por el hecho de que el autor hubiera recogido también datos de mi pueblo. Los organizadores señalaron que hubo una propuesta de los científicos que visitaran también a Vilkovo durante su recorrido por las ciudades de Besarabia.
Ahora vivo cerca de esta ciudad y los invité que vengan a la ciudad cuando visiten Besarabia la próxima vez para recoger datos”.
Hace cuatro años, Maiya Karakash llegó a Bulgaria para obtener la nacionalidad búlgara y conoció a su pareja. La licenciada en etnología por la Universidad de Odessa se quedó en Bulgaria y hoy goza de una familia feliz y de una hija pequeña.
"Soy una búlgara de Besarabia, de Vinogradnoye, en la región de Bolgrad", dice ella. "Desde pequeña celebro todas fiestas, rituales y danzas folclóricas que me transmitieron mis antepasados. Me dedico a esudiar las tradiciones y la cultura de mi pueblo y de mi aldea en particular. Para nosotros, los búlgaros en Ucrania, la fiesta es un gran acontecimiento. Antes de la guerra, lo celebrábamos con mucha alegría, sobre todo en Odessa, donde nos reuníamos 2.500 búlgaros y hacíamos conciertos que se recordaban durante años".
Aunque ensombrecido por la invasión rusa de Ucrania, los búlgaros de Besarabia en Bulgaria celebrarán su día especial con un gran concierto en el Club Militar Central de Sofía. Además, músicos de Ucrania, Moldavia y Rumanía actuarán en un escenario al aire libre frente al Palacio Nacional de la Cultura, y los más dignos de la comunidad serán galardonados por haber echado una mano y abierto sus corazones para sus compatriotas que viven la guerra.
Antón y Maiya se niegan a hablar de las causas que provocaron el sufrimiento del pueblo de Ucrania durante los últimos ocho meses. "Nosotros, los búlgaros, nos abstenemos de tratar el tema de la política: sí, estamos en Ucrania y estamos a favor de que este país sea independiente", dice Antón Telpiz. Los búlgaros de Besarabia desean a sus compatriotas paz y salud, fuerte espíritu y paciencia. También hacen un llamamiento a todos los compatriotas en Bulgaria: que se apoyen mutuamente, que sean amigos, que no olviden que en sus venas corre la misma sangre. El etnólogo Galin Georgiev, que reunió a Antón y Maya en el estreno de su libro, añade:
"Mi estímulo son las palabras y los pensamientos que siempre comparten con nosotros: que el búlgaro seguirá siendo búlgaro a pesar de las vicisitudes. Son necesarios para Bulgaria y a pesar de las desgracias tienen su camino hacia la patria ancestral. Una oportunidad para trabajar y estudiar en nuestro país son las 2.000 plazas que ofrece el Decreto 103 para la educación de los búlgaros en el extranjero".
Versión al español de Borislav Todorov
Fotos: BGNES, Diana Tsankova, archivo
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