Plovdiv, la segunda mayor ciudad de Bulgaria, con sus acogedoras calles, impresionantes edificios y la hospitalidad de sus habitantes, cautiva a los turistas desde la primera visita. Los vecinos de Plovdiv orientarán a los turistas con mucho agrado, indicándoles los lugares que deben visitar sin falta, y les contarán interesantes detalles de la historia de la ciudad. Muchas importantes personalidades de la vida pública búlgara nacieron allí, como el cantante de ópera Boris Hristov, el músico de jazz Milcho Leviev, la actriz Tsvetana Maneva, los deportistas Hristo Stoichkov y Yordan Yovchev, entre muchos otros.
Al llegar a la estación ferroviaria, los visitantes son recibidos por la antigua calle “Stancionna”, hoy “Iván Vazov”, que conduce directamente al corazón de la ciudad, la plaza “Centralen”. Esta calle que lleva el nombre del patriarca de la literatura búlgara, cuyos dos lados son embellecidos por plátanos de sombra de principios del siglo XX, es impresionante. Allí se ven las nostálgicas ruinas de los emblemáticos para Plovdiv almacenes de tabaco del empresario-benefactor Dimitar Kudoglu, de los años 20 del siglo pasado.
La plaza “Centralen” lleva al lugar favorito para paseos de los vecinos de Plovdiv, la calle “Glavna”. Con sus 1750 metros, es la calle peatonal más larga de Europa. En realidad son dos calles: “Príncipe Alejandro I de Battenberg” y “Rayko Daskalov”, conectadas entre sí con la plaza “Dzhumayata”. En la región de la calle “Glavna” se puede descubrir toda la diversidad que ofrece una ciudad de una historia de 8 mil años.
A la izquierda, antes de encaminarse por la calle “Glavna”, está el jardín del zar Simeón, con la atracción acuática “Las fuentes que cantan”, y fue creado después de la Liberación de Bulgaria.
Cuando pasan por la calle peatonal los transeúntes con frecuencia se toman una foto al lado de la escultura de Milio, del talentoso escultor Danko Dankov.
Milio era una personalidad real: un retrasado mental, bonachón y persona muy colorida, como lo describe un contemporáneo suyo. Le gustaba estar en la calle Glavna y decir piropos a las bellas mujeres. Era una persona muy popular. Un testimonio de ello es que lo encontramos en los lienzos de varios pintores de Plovdiv como Zlatiu Boyadzhiev, Yoan Leviev, Hristo Stefanov. Las escaleras detrás de la inscripción Together, al lado de la escultura de Milo, conducen a una de las colinas de Plovdiv en unos 6-7 minutos.
La colina se llama Danov halm, a nombre del renacentista y editor de libros Hristo G. Danov. Sin embargo, es popular por su nombre en turco Sahat tepé, o sea la colina del reloj. En su pico se yergue una torre de reloj, de la cual se menciona en las crónicas de viajeros de 1611. Su aspecto actual data del año 1809. Su dulce sonido se puede oír cada 60 minutos. Desde allí se abre una bella vista hacia la ciudad. Los aficionados a la orfebrería pueden hacer una escalada en la calle “Otets Paisiy”, y visitar los múltiples talleres allí. Si les atrae la arquitectura, es obligatorio dar un paseo por la calle Hristo G. Danov, que comienza al otro lado de la plaza Dzhumayata.
Allí, en el número 17 podrán ver un bello edificio del año 1920. A causa de los bajos relieves de figuras femeninas con flores en su fachada, al edificio se le conoce como La Casa de las Ninfas. Un detalle curioso es que en una de sus bodegas hay un pozo. El edificio es obra de la arquitecta Emilia Sabeva, una italiana casada con un búlgaro. Lamentablemente está en malas condiciones.
Las pequeñas calles serpenteantes conducen al Casco Antiguo de la ciudad. Llevan a Nebet tepé, la colina en la cual comenzó el desarrollo de la ciudad en el VI milenio antes de Cristo, como un asentamiento tracio conocido como Eumolpia. Posteriormente, en el siglo IV antes de Cristo, Filipo II de Macedonia lo incluyó en su imperio y lo denominó Filipópolis. Desde Nebet tepé también se abre una vista fantástica a la ciudad de las colinas, como solemos llamar en Bulgaria a Plovdv.
Regresemos a la plaza de Dzhumayata que nos ofrece un viaje a través de los siglos.
Allí se pueden ver en el mismo lugar un estadio antiguo, una mezquita del año 1435 y bellos edificios que conservan el espíritu aristocrático de Plovdiv de principios del siglo XX. El estadio antiguo de Filipópolis del siglo II, reconstruido en el marco de un mecanismo financiero noruego, daba cabida a 30.000 espectadores. Al lado del estadio se yergue una la magnífica mezquita Dzhumaya, construida por el sultán Murad II. Allí cada año se organiza una “toma de café de la tolerancia”.
por el sultán Murad II. Allí cada año se organiza una “toma de café de la tolerancia”. El evento reúne a los representantes de las distintas comunidades y religiones en Plovdiv y es una muestra de su pacífica convivencia. Llama la atención un reloj solar colocado en una de las esquinas de la mezquita, que fue regalado en 1878 por un oficial ruso.
Al otro lado de la mezquita se encuentra la pastelería turca, un lugar favorito de los vecinos de Plovdiv y de los visitantes de la ciudad. Allí se ofrece una enorme variedad de baklava, kadaif, cremas y café fuerte como la pasión. Es el lugar idóneo para sentarse después de un rápido paseo por las bellezas de Plovdiv y “no hacer nada”, como suelen decir los habitantes de la ciudad milenaria.
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