Los mensajes con motivo de las fiestas navideñas y el Año Nuevo de los jefes de Estado del mundo entero son una tradición que se practica en los últimos 80 años y que fue iniciada por el rey británico Jorge V en 1932. La reina Isabel II dirigió su primer mensaje transmitido por la radio en 1952 y por la televisión en 1957. En Bulgaria la idea de dirigir un mensaje al pueblo data del reinado del primer monarca búlgaro que subió al trono después de la Liberación (1878) el Príncipe Alejandro I de Battenberg.
Él consideraba que se esta manera aportaría un tinte europeo a la fiesta. Para este fin comenzó la edición de un manifiesto especial, que fue leído por un heraldo y posteriormente se imprimía sobre un cartel especial. El zar Boris III (1918-1943) continuó la tradición pronunciando su discurso solemne anual durante el baile de los oficiales en el Club Militar de Sofía.
El golpe de Estado de 1944 puso fin a esta tradición que fue restablecida por el Prof. Sazdo Ivanov, rector de la antigua Universidad Politécnica, actual Universidad Técnica de Sofía. Esto sucedió apenas en 1960. Más o menos datan desde entonces los primeros intentos de crear y transmitir un programa televisivo especial con motivo del Año Nuevo.
El líder comunista Todor Zhivkov era el político que dirigió su mensaje al pueblo durante un periodo más largo, de 1971 a 1989. Si el tono de sus palabras siempre ha sido positivo e incluso alegre, los discursos del primer presidente democráticamente elegido, Zheliu Zhelev, era más bien pesimistas y transmitían su tristeza por los pasos lentos con los cuales avanzaba la transición a la democracia en el país.
El resto de los presidentes búlgaros Petar Stoyanov, Gueorgui Parvanov, Rosen Plevneliev y Rumen Radev, también dejaron una impronta especial en sus mensajes solemnes leídos en el último minuto de cada año que despedimos. El discurso siempre contiene votos de bienestar y de un nuevo año mejor que el anterior.
“Los jefes de Estado y las personas responsables por su comunicación con los ciudadanos han tenido en cuenta que sus palabras se oyen en la noche festiva y los aspectos que deben subrayar guardan relación con el pasado pero están enfocadas en un grado mucho mayor en el futuro, con la idea de insuflar esperanza en momentos cuando el mundo o la situación política en un país no es muy estable”, señala la experta de protocolo María Kasimova-Moase.
El sentido de este mensaje es dar publicidad a lo que se ha hecho hasta el momento, independientemente de si es positivo o negativo. La segunda parte consiste en presentar metas e ideas que deben ser logradas. Nadie debe esperar de un mensaje así un enfoque en problemas o asuntos graves que podrían dividir a la nación”, explica ella para Radio Bulgaria.
Aparte de desempeñarse como periodista y escritora Kasimova conoce bien las peculiaridades del protocolo estatal y la comunicación con personas de distintos niveles sociales.
“Independientemente del carácter del mensaje, éste debe ser sincero. Los ciudadanos han sido engañaos en varias ocasiones y se dan cuenta de la hipocresía o de intento de disimular la verdad, explica Kasimova. Es bueno que el mensaje contenga ejemplos y situaciones próximas a las personas para poder sentir que se trata de algo que han vivido y pueden imaginárselo”.
"Este año es imposible omitir a guerra en Ucrania porque lamentablemente ha sido el evento del año. Es imposible asimismo omitir la división de la sociedad búlgara y la salida de la crisis generada por la covid-19. El futuro debería ocupar la mayor parte del mensaje. La causa es que la entrada en el Año Nuevo debe ir de la mano con optimismo y esperanza que tanto hace falta a los búlgaros y al mundo entero. La falta de esperanza es tal vez el arma más potente que las personas utilizan contra sí mismas”.
Versión al español de Hristina Táseva
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