Cada año el 6 de mayo, cuando conmemoramos el Día de la Valentía y la Fiesta del Ejército Búlgaro, se oficia una misa de consagración de las banderas militares búlgaras. ¿Cuáles son, sin embargo, las banderas-reliquias que abandonan los fondos del Museo Nacional de Historia Militar para provocar una vez más nuestra conmoción, fascinación y respeto, y recordarnos la hazaña de los héroes búlgaros que salvaron y conservaron para las generaciones estos símbolos de la gloria militar búlgara?
“Las banderas son algunos de los símbolos supremos de la nación y de su ejército y precisamente estas banderas que eran testigos del afán de los búlgaros de lograr la justicia, así como del desplome de las esperanzas que vino después, se denominan reliquias del ejército búlgaro.
Se trata de las banderas que participaron en acciones militares reales. Pertenecen a las banderas reliquias también aquellas que fueron salvadas a finales de la Primera Guerra Mundial, cuando las tropas búlgaras permanecieron en cautiverio pero los soldados y oficiales búlgaros procedieron con ingeniosidad y estaban dispuestos a sacrificarse para devolver todas las banderas en la patria y no dejarlas en manos de los enemigos”, explica Deyana Kostova, vice directora del Museo Nacional de Historia Militar.
Todas estas banderas reliquias se conservan en condiciones especiales para poder preservarlas para las generaciones venideras. Se sacan de los fondos del Museo Nacional de Historia Militar raras veces y por motivos especiales. Según los cánones de la iglesia, la bandera militar se santifica una sola vez: durante un rito especial, cuando es entregada a la unidad militar.
“Esta auténtica consagración de las banderas tuvo lugar el 6 de mayo de 1937, cuando el zar Boris III entregó sus banderas de regimiento como un símbolo de la fuerza naciente del ejército búlgaro que superó las limitaciones del Tratado de Paz de Neuilly, cuenta Deyana Kostova. Durante la ceremonia en aquel entonces cada bandera fue especialmente ajustada a su asta personalmente por el zar mediante un calvo de oro y un martillo de oro especiales. Este rito fue seguido por una de las marchas más grandiosas de la historia de Bulgaria antes de 1944 y por primera vez como parte de la ceremonia Sofía fue iluminada por fuegos artificiales”.
La solemne misa de santificación de agua se hace anualmente, cada 6 de mayo y en Epifanía y es una purificación y bendición con agua consagrada de las banderas miliares, estos testigos mudos de violencia y combates.
Este año en la ceremonia participarán ocho banderas reliquias. Tres de éstas fueron salvadas durante la Primera Guerra Mundial y tienen una carga emocional muy peculiar en sus historias.
“La bandera del 15 regimiento de infantería la ciudad de Lom estaba en cautiverio hasta finales de 1918, cuenta Diana Kostova en una entrevista para Radio Bulgaria. Muy rápidamente fue inventado un plan de su salvación. La tela fue desmontada del asta y alrededor de ella fue enrollada otra tela, mientras que la verdadera fue enterrada en un campo por la noche. A la mañana siguiente fue hecha una falsa quema demostrativa de la bandera.
Apenas en 1919 la bandera fue enviada a través de canales secretos y después de varias peripecias logró llegar al Ministerio Militar de Sofía. Es similar el destino del 25 regimiento de infantería de Dragomán que fue escondida durante 12 días y logró llegar a la capital”
Quince banderas reliquias pueden ser vistas en una importante muestra en el Museo Nacional de Historia Militar titulada El ejército búlgaro-el inicio, dedicada al 145 aniversario de su creación.
Versión al español de Hristina Táseva
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