El abrazo puede entenderse como un lenguaje universal de empatía, comprensión y apoyo. A veces es solo un abrazo lo que puede disuadirnos o motivarnos a tomar una decisión. Para algunas personas, sin embargo, puede ser la salvación y un refugio largamente buscado, en el que sentirse, al menos por un tiempo a salvo y seguro. Este es exactamente el tipo de lugar que ofrece la Asociación Búlgara “Open Arms”. Creada hace más de un año, poco después del comienzo de la guerra en Ucrania en febrero de 2022, la asociación reúne a personas de Rusia, Moldavia y Ucrania para quienes ayudar a los necesitados es siempre lo más importante. Una de sus iniciativas consiste en organizar una escuela de verano en la que niños de 6 a 17 años aprenden o perfeccionan la lengua búlgara.
Las tardes son tiempo para hacer excursiones y aprender sobre la naturaleza, la historia, las tradiciones y la cultura búlgaras. El objetivo es que estos niños, que se ven obligados a permanecer lejos de su patria, vivan un verano que permanecerá en sus corazones y recuerdos durante años. "El año pasado, 96 niños aprovecharon esta oportunidad, y este año ya son 115, diez de ellos refugiados de Siria, Irán e Irak", dijo uno de los profesores y miembros de la asociación, Dimitar Dimitrov, en una entrevista con Radio Bulgaria.
"Éstos son muy bien recibidos por la mayoría de los ucranianos en nuestra escuela. Es una gran alegría para nosotros ver lo tolerantes, aceptadores y serviciales que pueden llegar a ser con los niños, algunos de los cuales aún no hablan suficientemente bien el búlgaro. Este es el lugar para decir que nuestro equipo de profesores de búlgaro y los pedagogos que organizan el programa de las tardes son una increíble fusión de personas inspiradas y entregadas a la causa".
Sus alumnos no se quedan atrás y a menudo les sorprenden con su creatividad y su gran trabajo en equipo. Así lo demostraron en un evento especial celebrado en la capital, en el que presentaron los lugares de interés más importantes de sus ciudades de origen en Ucrania: Odesa, Járkov, Jersón, Melitopol, Kiev y Donetsk, entre otras.
"Llevo aquí desde el pasado marzo", dice la adolescente Tetyana Malanchuk, "estoy en Sofía todo el tiempo y me encanta esta ciudad, su ambiente, y tengo que admitir que me recuerda a mi ciudad natal, Jersón. No estudié en una escuela búlgara y no sé mucho sobre la historia de Bulgaria. Sé que Levski fue un revolucionario y he visitado el museo dedicado a él en Lovech. También sé que hay un equipo de fútbol que lleva su nombre".
Victoria Aksyonenko es de Melitopol y sabe que en su ciudad viven búlgaros, pero por desgracia no conoce a muchos.
"Sé muy poco sobre la diáspora búlgara y, cuando tuve que hacer una presentación sobre nuestra ciudad, vi que allí se había construido un monumento a Hadzhi Dimitar en señal de respeto con fondos búlgaros. También tienen un edificio donde se reúnen y discuten varias cosas, pero no sé más".
Reconoce que lo que más le impresionó al llegar a Sofía fueron los numerosos museos. Su favorito es el de las Ilusiones, así como el Palacio Nacional de la Cultura (NDK), un jardín y centro cultural les encanta a nuestros tres interlocutores, incluido Maxim Didenkul, de Odesa. Aunque su madre es una búlgara de Besarabia, no sabía mucho de esta comunidad, salvo que es grande y muy acogedora. Uno de sus lugares favoritos de la capital búlgara es el Parque Norte y la razón es la siguiente:
"Allí hay muy poca gente y puedes pasear tranquilamente y reflexionar, escuchar el canto de los pájaros. Por lo demás, en Pernik estuvimos en el maravilloso festival Surva. También he estado en Varna, donde lo disfruté mucho".
Nuestros tres interlocutores de Ucrania fueron unánimes al afirmar que les gustaría quedarse en Bulgaria después de la guerra en su patria. Dimitar Dimitrov, motivado por lo que había oído, intervino en ese momento:
"Cuando veo a niños de distintas etnias y religiones compartir y aprender unos de otros, me doy cuenta de lo significativo que es lo que hacemos a diario en este caluroso verano", señala. "Cuando trabajas con personas, te esfuerzas para que sean la mejor versión posible de sí mismas. Es bueno conseguir que perfeccionen sus propias habilidades, que trabajen en los puntos débiles de los que son conscientes sin tenerles miedo. Para mí, es importante que estos niños entiendan que Bulgaria será su hogar, incluso cuando acabe la guerra y puedan elegir entre volver a Ucrania o quedarse en su segundo hogar en Bulgaria".
Versión al español de Borislav Todorov
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