Bulgaria está en el umbral de las nuevas elecciones para alcaldes y concejales municipales que conforman el poder municipal en las distintas regiones del país. El autogobierno que existe en las distintas poblaciones del país, como una institución política de los ciudadanos en una sociedad democrática, ha sido implementado para que las personas puedan sentirse como una comunidad. Precisamente los objetivos y los intereses comunes son el fundamento gracias al cual un determinado grupo de personas puede elegir a representantes suyos en el poder que trabajen por su logro.
Primeros pasos hacia el autogobierno municipal en Bulgaria
En noviembre de 1876 en Rusia fue creada una Oficina de gobierno civil de las tierras liberadas al otro lado del Danubio que serían separadas del Imperio Otomano. Su objetivo era la creación de un gobierno civil y militar con la participación de los búlgaros que tenían que adquirir experiencia en el gobierno para poder tomar en sus manos su futuro destino. Así, la organización del poder municipal fue iniciada por las autoridades militares rusas de 1877 a 1878, durante la Guerra de Liberación Ruso-Turca. Los ocupantes rusos rápidamentese dieron cuenta de que los búlgaros ya tenían tradiciones en el autogobierno en la persona de las comunidades eclesiásticas y populares.
Ya antes de la Liberación en dichos municipios los búlgaros se autoimponían impuestos “municipales”. Designaban profesores y decidían qué tenían que estudiar sus hijos. Mantenían sus escuelas, casas de cultura e iglesias. Estas comunidades representaban a los búlgaros ante las autoridades otomanas y ante el resto de las comunidades étnicas en el Imperio. La autoridad de los ocupantes rusos designó como sus funcionarios locales precisamente a búlgaros que eran bien conocidos por la población y que eran elegidos por los municipios que se autogobernaban hasta aquel momento.
¿Cómo fue creado el autogobierno municipal después de la Liberación?
“Fue construido de manera difícil y paulatina como cualquier otra cosa en un Estado nuevo, como era Bulgaria en aquellos años, con falta de tradiciones civiles y una cultura civil inestable entre la población de Bulgaria", comenta el historiador y profesor en la Universidad de Sofía Svetoslav Zhivkov. "Las autoridades ocupacionales rusas invirtieron ciertos recursos en la organización de los respectivos municipios. Se suele decir que ellos echaron los cimientos del autogobierno pero debemos tener en cuenta que al menos hasta 1901-1903 los municipios dependían en gran medida del poder estatal.
Por esto es difícil hablar de un autogobierno en el sentido moderno de la palabra. Como sabemos, hoy cada alcalde de un Consejo municipal tiene su mandato y existe una división entre municipios urbanos y aldeanos.
En aquellos años este mandato era ficticio, ya que el ministro del Interior tenía el derecho a disolver un municipio urbano o aldeano. Con gran frecuencia abusaba de las facultades que tenía hasta el momento en el cual se llegó a unas enmiendas a la ley que garantizaban que el ministro ya no tendría el derecho a cerrar municipios”.
El análisis de las campañas preelectorales de cara al poder municipal hasta el año 1944 muestra que no difieren mucho de las actuales:
“Las peleas políticas, el comportamiento de partisano, la denigración y las habladurías contra el candidato de la oposición acompañaban todas las campañas, dice categórica la doctora Milena Stefanova, que investiga el interés público hacia el autogobierno municipal. Antes de la Liberación, durante el Renacimiento búlgaro, (s. XIX) se formaban partidos de terratenientes cuando éstos se concebían como gobernantes municipales y como prototipos de los alcaldes.
Luchaban con todos los medios y no tenían vergüenza de matar a alguien o de destruir escuelas. La causa era, por ejemplo, que los partidos de la oposición estaban discutiendo en cuál de los barrios tenía que ser construida la escuela. Siempre ha habido tal tipo de procedimientos injustos. Hoy en vez de esto somos testigos de la compra de votos y de los infructuosos intentos de combatir esta práctica viciosa”.
Si logramos erradicar estos aspectos del carácter búlgaro podremos ver con otros ojos a los candidatos a ocupar los cargos de alcaldes y elegir a las personas que de manera más apropiada compaginan en sí las cualidades de líderes, la competencia y las capacidades administrativas necesarias para este puesto.
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