Tras las guerras de los Balcanes, muchos refugiados de la Macedonia del Egeo abandonaron sus lugares de origen y se dirigieron a la Bulgaria libre. Muchos de ellos se asentaron en la región de Gotse Delchev, y uno de los pueblos de migrantes era el pueblo de Koprivlen, escondido al pie de la ladera oriental del monte Pirin, a 500 m sobre el nivel del mar. En la segunda década del siglo pasado se asentaron allí personas procedentes de una veintena de poblaciones situadas en el territorio de la actual Grecia. Eligieron este lugar porque la tierra de los alrededores es fértil y porque está situado en la carretera principal que une la ciudad de Gotse Delchev (a 7 km de la población) y la ciudad griega de Drama.
Una de las primeras tareas de los habitantes del pueblo era construir una escuela y un templo propios. Para ello, en 1921 fue utilizado el edificio de una antigua cafetería turca donde una de las salas fue convertida en escuela - y la otra en una casa de oraciones. Este edificio continuó funcionando hasta 1996, año en que abrió sus puertas el monasterio de San Jorge, situado a dos kilómetros del pueblo.
"La tradición ha continuado desde entonces y los fieles siguen acudiendo al templo porque necesitan apoyo espiritual. Aunque los tiempos hayan cambiado, la fe sigue siendo la misma", explicaba el padre Atanas Zlatev en un documental de la Televisión Nacional Búlgara sobre el pueblo.
En la actualidad, Koprivlen tiene más de 1.200 habitantes pero, aun siendo uno de los más habitados de la región, también sufre el principal problema del resto de pequeñas poblaciones en Bulgaria: el escaso número de personas en edad de trabajar. A eso se suma la baja tasa de natalidad. Este año, por ejemplo, ha nacido solamente un niño en el pueblo:
"Debido a la falta de puestos de trabajo, los jóvenes de hasta 30 años se han ido a vivir a Sofía, Plovdiv y Varna, y otros tantos se fueron a trabajar en el extranjero”, cuenta en una entrevista para BNR la secretaria del Centro cultural "Vazrazhdane 1927" María Chorleva. A pesar de esto hay también buenas noticias: “Es alentador el hecho de que el año pasado regresaron al pueblo 2-3 familias con sus hijos. Si hasta hace poco en Koprivlen había unas 20-30 casas en venta, ahora, debido a la proximidad con la ciudad de Gotse Delchev, ya no quedan casas disponibles".
Aparte de las ofertas en la ciudad, también se puede encontrar trabajo en el pueblo vecino de Novo Leski, donde ha abierto una fábrica de envases de papel. María tiene la esperanza de que esto motive a más gente joven a ver las perspectivas de la región, y a quedarse en Koprivlen:
"En Bulgaria, los mejores sueldos se cobran en las grandes ciudades y en Sofía, pero me parece que el dinero allí tampoco es mucho. Porque si uno debe pagar 500 euros para el alquiler, resulta que es mejor vivir en la casa de tus padres, en una ciudad o un pueblo más pequeños. Ni hablar que es muy complicado encontrar una plaza en guarderías infantiles y escuelas".
El paso fronterizo "Ilinden-Eksohi" se encuentra a tan sólo 12 kilómetros de Koprivlen. Desde que se abrió oficialmente en 2005, la zona se ha animado, la gente cruza la frontera con frecuencia para trabajar, ir de compras o relajarse en el mar Blanco, en Grecia, y la comparación con las poblaciones de los dos países vecinos es inevitable. "También falta trabajo en los pueblos griegos, y muchos de sus jóvenes buscan trabajo en Drama, Tesalónica o Kavala", explica María. En su opinión, centralizar la mayoría de los servicios y oportunidades de empleo en las grandes ciudades es una política estatal poco acertada que acaba condenando a los pueblos.
"Los nuestros son unos pueblos tristes porque hay muchas casas vacías. Hay ancianos que poco a poco abandonan este mudno y sus herederos ya no están aquí. Las malezas se apoderan de las casas, no hay nadie que las mantenga, y por eso se ven tan poco afabales. Incluso aunque yo quisiera emprender algo, no puedo hacerlo yo sola. Aparte de los jóvenes que se van, hay personas en el extranjero que pronto se jubilarán pero quieren volver, porque al jubilarse en un país europeo cobrarán una pensión mejor".
El secretario del Centro cultural nos llama la atención sobre otro rasgo característico del pueblo:
"En Koprivlen hay muchas personas de 45-50 años que no han formado una familia. Las razones son probablemente diferentes para cada uno, pero si estas personas tuvieran familias con un par de hijos, las cosas serían diferentes. Qué se le va a hacer, no es posible que todos encuentren un compañero en la vida".
Con motivo del centenario de la fundación de Koprivlen, se ha creado un rincón especial en el Centro cultural local donde mediante una exposición de fotos antiguas, objetos y vestimenta, se relatan la vida y los hábitos de los habitantes del pueblo de Koprivlen.
Autor: Yoan Kolev, basado en un reportaje de Valeri Lekov, de BNR Hristo Botev
Versión en español: Alena Markova
Fotos: Valeri Lekov, Centro Cultural "Vazrazhdane 1927", archivo
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