Los habitantes del pueblo de Nikola Kozlevo, en la localidad de Shumen, se consideran bendecidos porque pueden llamar a su puerta, sea de día o de noche, y descargar sus penas. Allí les recibe, con su sonrisa y su amabilidad, el médico que no sólo alivia el sufrimiento físico, sino que cura también el alma.
Nacido y criado en la ciudad moldava de Kahul, el Dr. Evgenii Kara llegó a Bulgaria en 1996. Aquí lo encontró todo: hogar, educación y familia. Y esa felicidad que se lee en los ojos de sus pacientes tras un suspiro de alivio.
"En casa escuchábamos hablar búlgaro todo el tiempo", cuenta Evgenii. “Solíamos reunirnos con nuestros parientes búlgaros de Besarabia, en bodas y en fiestas para honrar las tradiciones. Y, como mi sueño, y más aún el de mis padres, era el de ser médico, me acogí a un programa gubernamental al acabar la educación secundaria especial de medicina, y me fui a Bulgaria".
En la ciudad de Pleven, Evgenii se licenció en la Facultad de Medicina, y un compañero suyo de clase, también búlgaro de Besarabia, le invitó a visitar el pueblo de Harsovo, cerca de Shumen, donde su padre ejercía de veterinario. Resultó que en el pueblo cercano de Nikola Kozlevo, había una consulta independiente y, como dice el propio Evgenii Kara, "con amabilidad y cosas buenas, ahí llevo ya 20 años".
Los pacientes del médico dicen que si no fuera por él, muchos de ellos se quedarían sin atención sanitaria, sin medicinas, y sin primeros auxilios. Y para ayudar al mayor número posible de personas, él no rechaza a nadie, ni siquiera en sus días libres. Así, por su consulta pasa gente de las zonas de Burgas, Gorna Oryahovitsa, Isperih, Dobrich, Shumen, General Kolevo, Varna... de media Bulgaria. "En esta región me conoce todo el mundo, han llegado a venir incluso de Sofía. Sobre todo durante la epidemia de la Covid, tuve muchísimos pacientes de la capital", dice el Dr. Kara.
Y aunque practique la medicina general, también se dedica a la psiquiatría y tiene su propia explicación para ello:
"Los síntomas psicosomáticos son el 70% en nuestra práctica. Hoy mismo he visto a seis o siete personas que necesitaban tratamiento por motivos así. Vivimos en un mundo muy tenso, en medio de una explosión de información que recibimos de la radio, la televisión, Internet, y todos sabemos que esta información disponible no siempre es correcta. Por desgracia, nadie puede controlarla. La gente la lee, saca conclusiones erróneas y empieza a autodiagnosticarse, y a automedicarse. Por eso mis primeras palabras cuando llegan los pacientes son: "No leáis en Internet, no se lo contéis a vuestras abuelas, abuelos o vecinos. Si tenéis algún problema, acudid a mí". Y veo que la gente confía en mí, viene a menudo y me pregunta. En general, cuando se crea confianza entre el médico y el paciente, las cosas van bien y los problemas se solucionan con éxito en el 99% de los casos. El cien por cien sólo nos lo puede dar Dios".
Lo que le gusta hacer al Dr. Evgenii Kara para sobrellevar la presión, es hacer ejercicio. Entonces les dice a los pacientes: "Disculpen, tengo un compromiso personal: dos horas en el gimnasio, esa es mi relajación". Otra de sus pasiones son las motos, con las que de vez en cuando recorre "lagos y mares" junto con "los chavales". Y cuando le preguntamos si alguna vez consigue hacer una escapada de quince días, responde con un rotundo "¡Oh!", seguido de la explicación de que el descanso más largo que ha tenido en todos sus veinte años de práctica, ha sido de tres días.
El Dr. Evgenii Kara se siente un hombre afortunado, querido por sus pacientes, por sus amigos y sus allegados.
"Tengo una familia estupenda", comparte él ante Hristina Dimitrova, de BNR-Shumen. "Mi hija Anastasia se prepara para ser médico, y mi hijo pequeño, de 4 años, es mi orgullo y un gran travieso. Mi mujer, también búlgara de Besarabia, procedente de Moldavia, es farmacéutica. Justo hemos abierto una farmacia para ella, porque hasta hace poco estaba de baja por maternidad. Y así, tiramos para adelante: vivimos, trabajamos, nos desarrollamos".
"Estoy agradecido desde lo más profundo de mi alma por toda la energía con que me ha recibido Bulgaria”, añade el médico, admitiendo también lo que le atormenta en Bulgaria: “Cuando oigo que un joven se va al extranjero, intento disuadirle. Me resulta muy triste pero luego, si vuelven, es una gran alegría", cuenta el Dr Kara, y dice que los recibe de vuelta con un gran "¡Bienvenidos a casa!"
Autor: Diana Tsankova, con la entrevista de Hristina Dimitrova de Radio Shumen, BNR
Versión en español: Alena Markova
Fotos: Organización de Salud - Ayuntamiento Nikola Kozlevo, zdrave-bg.com, Radio Shumen
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