"Me gustaría que sean cada vez más los búlgaros que empiecen a apreciar su propia cultura y su país, sin esperar a que lo aprecien primero los extranjeros". Las palabras son de Alexander Epler, un estadounidense de origen ruso que se autodenomina como bulgarófilo. Una prueba para ello es la devoción que muestra durante toda su vida al folclore búlgaro, al instrumento característico de la música folclórica búlgara, el kaval, y a la fabricación de kavales únicos. Esta es una historia de amor por Bulgaria que veremos relatada en la película "Kaval Park", del cineasta búlgaro afincado en Seattle Bogdan Darev. Hoy la película emprende su viaje hacia los corazones de los búlgaros en Bulgaria a través de los cines de 16 ciudades.
Esta película-relato, realizada con el apoyo de la comunidad búlgara de la costa oeste de Estados Unidos, está de gira mundial por las diásporas búlgaras de Europa y América. Son muchos los extranjeros que ya la han visto, y ahora ha llegado el momento de que los espectadores búlgaros también conozcan a Alexander Epler, que vean así su patria desde un ángulo diferente, que sonrían, que se emocionen... que se enamoren.
Para la presentación de la película, el director Bogdan Darev ha llegado a Bulgaria junto con Vasil Denev, el músico que inspiró originalmente la idea de “Kaval park”, que toca el kaval desde niño y vive con su familia en Seattle desde hace años. Su amistad con Alexander Epler - "este apacible hombre, con su inconfundible aire de Papá Noel"- es la base de la película "Kaval park":
"La idea de que debía encontrar a alguien que hiciera una película sobre este buen hombre, se me ocurrió cuando vi un vídeo de un periodista búlgaro que hablaba de no sé qué "loco" de Seattle, y me pregunté: "¿Es esto algo de lo que deberíamos estar orgullosos? En Seattle vive esta persona increíblemente peculiar, de la que podemos estar orgullosos. Se llama Alexander Epler y es uno de los mejores maestros de flauta. No es búlgaro de nacimiento ni tampoco de sangre pero me cautivó nada más dijo que era bulgarófilo".
"Me dijo: Soy ruso y amo Bulgaria. Vosotros nos lo habéis dado todo, y Bulgaria está muy por encima de Rusia", cuenta Vasil Denev. Su primer encuentro con Epler fue en Seattle, durante un concierto del mundialmente famoso maestro del kaval, Teodosii Spasov, y este encuentro se acabó convirtiendo en una gran amistad. Denev visitaba a menudo el taller y el "jardín búlgaro de Epler" donde tocaban juntos y hablaban de Bulgaria. Fue allí precisamente donde descubrió el mejor kaval que había tocado jamás.
El amor de Epler por Bulgaria se debe a sus padres, quienes soñaban con emigrar allí tras el final de la II Guerra Mundial. Pero cuando vieron que Bulgaria estaba ocupada por la Unión Soviética, partieron hacia el otro lado del océano, cuenta Vasil Denev. El folclore búlgaro cautivó a Epler desde niño, aprendió a tocar el kaval y a los 14 años acudió a un concierto de un conjunto musical búlgaro en Estados Unidos, donde recibió una invitación para viajar a Bulgaria, y estudiar los ritmos autóctonos desde la fuente. "Kaval Park" narra este viaje lleno de obstáculos. Alexander Epler soñó con volver a Bulgaria el resto de su vida y, aunque no pudo hacerlo físicamente, hoy regresa a través de la película y de sus amigos búlgaros de Seattle.
"Bulgaria me ha dado tanto… que yo también quiero darle algo a cambio", dijo Epler en vida. A través de esta película, ofrece a los búlgaros una mirada diferente sobre ellos mismos, y una narración positiva sobre Bulgaria - algo que necesitamos desesperadamente en los tiempos turbulentos que corren.
"Esta película es mucho más que un documental. Yo la llamo documental-artístico - porque trata muchos temas, pero es además, el estudio de un carácter humano. Trata sobre el folclore y sobre el kaval, pero es mucho más que una película sobre el kaval. Me alegró mucho ver que unos jóvenes que no tienen relación alguna con nuestra tradición folclórica, ven algo más en esta película: algo que tiene que ver con nuestro sistema de valores y con lo que Bulgaria puede aportar al mundo", explica el director Bogdan Darev, y Vasil Denev añade: "Al final de la proyección ves a gente emocionada, llorosa y sonriente".
Esta fuerza inspiradora que rebosa de la película “Kaval park”, fue descrita por uno de sus espectadores, Clayton, de Settle, quien dice: "Si un estadounidense de 14 años puede colarse en la Bulgaria comunista para estudiar música, ¡entonces nada puede impedirme a mi perseguir mis propios sueños!".
"Hell, if a 14 year old American can sneak into communist Bulgaria to study music, then nothing should stop me from pursuing my own dream!" - Clayton, Seattle
Autor: Elena Karkalanova
Versión en español: Alena Markova
Fotos: archivo personal, Kaval Park, Facebook/kavalpark
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