Inmediatamente antes del estallido de la Guerra de los Balcanes de 1912-1913, los búlgaros de la región de Tracia Oriental (el nombre dado para la parte de la región histórica de Tracia que es actual territorio de la República de Turquía) ascendían a 410 724, según datos del entonces Ministerio de Asuntos Exteriores de Bulgaria. Con la toma de la fortaleza de Adrianópolis el 26 de marzo de 1913, los territorios con población búlgara quedaron liberados del dominio otomano, pero no por mucho tiempo. En junio, Turquía recuperó Tracia Oriental, donde comenzó una brutal represión contra los búlgaros, algunos de los cuales consiguieron huir a Bulgaria y otros encontraron su perdición.
Hoy en día, dos iglesias evocan recuerdos sobre esa antigua tierra búlgara: la metropolitana "Santos Constantino y Elena" y la de "San Jorge Victorioso" en Edirne, mientras que la Casa de la Cultura "Prosveta" y la Escuela Dominical "Iván Vazov" unen a la comunidad búlgara de Tracia Oriental. La Casa de la Cultura Búlgara, convertida en centro espiritual para personas de distintas religiones pero con raíces búlgaras, se encuentra en un pequeño edificio cerca del templo "San Jorge Victorioso". La escuela también está ubicada allí, en la primera planta de un edificio contiguo a la iglesia.
Hasta hace solo un año, se ocupaba de la parroquia y la comunidad el padre Alexandar Chakarack, búlgaro, quien heredó el amor a Dios y a la gente de su padre Philip Chakarack, también sacerdote.
Con su dedicada actividad patriótica, el padre Alexandar ha contribuido mucho al fortalecimiento y mantenimiento de las relaciones amistosas y de buena vecindad entre Bulgaria y Turquía. Por sus grandes méritos en favor de la conservación del patrimonio cultural e histórico búlgaro, fue condecorado en febrero con la Orden de "Santos Cirilo y Metodio" por el presidente de la República de Bulgaria, Rumen Radev. Su repentina muerte conmociona a todos los tracios, pero su legado permanece vivo.
"Una gran pérdida para la familia, una gran pérdida para Bulgaria y una gran pérdida para Turquía", declaró con dolor su esposa, María Chakarack, en una entrevista a Radio Bulgaria. "El padre Alexandar era un filántropo. Quería mucho a la gente y ayudaba a todos, fueran como fueran. Dejó este mundo de forma muy inesperada. Que Dios le perdone. Intentamos en la medida que podamos mantener lo que él empezó. Es realmente muy difícil porque él era el motor de todo. Quería que la iglesia floreciera, que se fortalecieran las buenas relaciones entre la gente y que fuera un puente entre ellos, como todo el mundo dice. Él quería que hubiera eventos culturales y nosotros continuamos".
Tras la muerte del padre Alexandar, la presbítera María recibió un gran apoyo tanto de las sociedades tracias como de la parte búlgara, en la persona de la vicepresidenta Iliana Iotova:
"No esperaba un apoyo así de tanta gente con la que ha tenido contacto. Sin importar de qué religión eran, él se preocupaba por todos e intentamos ayudar en todo lo que podemos. Muchas gracias al Estado búlgaro y al Estado turco, así como a los ciudadanos búlgaros y turcos que nos apoyan".
En cuanto a los templos búlgaros de Adrianópolis, el padre Alexandar se ha asegurado de dejar allí un digno sucesor al servicio de Dios:
"Personalmente, desde muy pequeño, porque me crié en torno a la iglesia, empecé a amar a Dios aún más", señala el hijo del padre Alexandar, Gueorgui. "Antes, mi abuelo, en la medida en que podía, se encargaba de la iglesia aquí. Por eso el servicio a Dios siempre ha estado en mi corazón. Y si estoy sano en un futuro próximo, me gustaría venir aquí en lugar de mi padre para encargarme con su trabajo ya oficialmente. Me encantaría; ese era su sueño, y Dios quiera que pueda realizarlo".
Traducido y publicado por Borislav Todorov
Fotos: BTA, BGNES, Consulado General - Edirne
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