No muy lejos de Lovech, entre los pueblos de Doyrentsi y Drenov, durante la construcción de la futura autopista del Hemus, fue descubierta una tumba santuario de siete mil años de antigüedad rodeada por un foso ritual. Su exploración comenzó hace dos años con perforaciones y, tras una interrupción, en mayo de este año los arqueólogos reanudaron las excavaciones dirigidas por el Prof. Vasil Nikolov y la asistente general, la Dra. Galina Samichkova, del Instituto Arqueológico Nacional y Museo de la Academia Búlgara de Ciencias. Ante la BTA, el profesor Nikolov informó que el monumento arqueológico se remonta a la época de la transición del Neolítico al Calcolítico (la Edad de Cobre), es decir, más de 2000 años antes del inicio de la civilización egipcia.
Este es además uno de los mayores yacimientos arqueológicos en este tramo de la autopista, con unos 740 metros de largo y más de 70 metros de ancho. El propio santuario mide unos 196 metros de ancho y en él fueron descubiertas 40 fosas rituales. Su longitud está por determinar, puesto que, de momento, sigue estando en un terreno sin explorar - pero se presupone que es es aún mayor que su ancho.
“Este santuario, de unos 7000 años de antigüedad, pertenece a los primeros agricultores y pastores en tierras búlgaras - gente que producía, se asentaba en poblados con casas estables y cuidaba ya mucho de sus cosechas - directamente relacionadas con sus rituales”, señala el académico ante BTA. “Para el hombre moderno es difícil comprender cómo pensaba la gente de hace 7000 años, pero para ellos los rituales eran una actividad extremadamente importante de cara la cosecha, para producir más trigo, y también de cara a la fertilidad de los animales y de la familia”.
Originalmente, los ritos de fertilidad se hacían cerca de los poblados. Sin embargo, en los siglos siguientes, estas actividades empezaron a realizarse fuera de ellos: en las tierras más fértiles, cercanas a un manantial. Según Vasil Nikolov, no se ha encontrado ningún otro santuario de este tipo en el actual norte de Bulgaria con el trazado exacto de esta zanja ritual que delimitaba la zona sagrada donde la gente realizaba ritos de este tipo, y siempre junto a un manantial. De hecho, la cultura representada por los antepasados búlgaros en la actual Bulgaria se corresponde con la época de la primera civilización europea:
"Los milenios VI y V a.C. son los milenios de oro de las actuales tierras búlgaras”, señala Nikolov. “Este santuario concreto, que ahora estamos explorando, es de mediados de este periodo. Este pueblo fue el motor de la cultura en Europa. Aquí empezaron las raíces de la civilización europea, y prueba de ello es precisamente esta rica ritualidad que estamos registrando ahora".
En el santuario también fueron descubiertos restos de esqueletos humanos, depositados en la zanja que lo rodea, de escasa profundidad. "En un lugar de la zanja se encontraron tres cráneos, uno al lado del otro, con los restos óseos de un esqueleto. En otro lugar yacían los restos óseos de un esqueleto sin cráneo, y en otro - un cráneo con algunos restos óseos", señala el arqueólogo. “Todos ellos pertenecían a personas jóvenes que fueron enterradas en la fosa. El individuo de más edad que hemos encontrado allí se conserva casi por completo en posición fetal. El cráneo es un elemento muy importante en el sistema religioso y mitológico de los antiguos campesinos".
Estos rituales, que los arqueólogos registraron por primera vez en el Bajo Danubio, siguen siendo objeto de numerosos análisis y conclusiones. En la misma zanja de las fosas rituales fueron encontrados restos de piezas de cerámica rotas. Quienes realizaban los rituales de sacrificio, sacrificaban al animal, preparaban una comida común, y parte de ella se dejaba en la fosa ritual:
"La fosa ritual simbolizaba el vientre de la Diosa Madre”, explica Vasil Nikolov. “Las personas colocaban allí los alimentos con la petición de que la diosa multiplique lo que recibe en su vientre. Así se da a luz simbólicamente a la nueva cosecha en el campo, a las nuevas generaciones de animales y a las nuevas generaciones en los hogares".
El santuario era utilizado no sólo por los habitantes de la misma aldea, sino de toda la región, añade el académico. Según él, era una comunidad de personas que realizaban los rituales conjuntamente porque tenían un fuerte vínculo social y ese lugar sagrado les unía.
Próximamente, el equipo dirigido por el profesor Nikolov preparará una documentación completa con numerosos dibujos y fotografías. Después, los datos del estudio del santuario serán publicados en una obra científica monográfica.
Autor: Darina Grigorova
Versión en español: Alena Markova
Fotos: BTA
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