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Catherine Cellier visita Radio Nacional de Bulgaria

Катрин Селие
Снимка: BNR

Catherine Cellier, esposa de Marcel Cellier, descubridor del mundialmente conocido coro El Misterio de las Voces Búlgaras, llegó a Bulgaria acompañada por su hijo Alexandre y su nieta Lucie para recibir el premio Sirak Skitnik otorgado a título póstumo a su marido por contribuir a la popularización de la música tradicional búlgara. La señora Cellier y su hijo concedieron una breve entrevista a “12+3”, el programa informativo de Radio Nacional de Bulgaria, que se emite de lunes a jueves por el programa Jorizont de esta Emisora.

Después de 1950 Marcel Cellier y su esposa recorrieron tres millones de kilometros por la Europa del Este de posguerra e hicieron cinco mil grabaciones musicales. Sobre el número exacto de esta cifra Alexandre Cellier aclara que cuando una cosa se hace con amor no siempre se suele llevar una estadística precisa de lo que se ha hecho.

¿Cuánto tiempo hace que no venían a Bulgaria?

“Lamentablemente no hemos visitado su país durante casi una década – responde Catherine Cellier – . En los últimos años mi marido no se sentía bien y no podía viajar. No obstante, encontraba fuerzas para escuchar música: cada día, cada tarde, hasta altas horas de la noche. Sin embargo, en los tiempos cuando todavía realizábamos nuestros viajes, el motivo de los periplos siempre fue la música”.

La casa de Marcel y Catherine Cellier siempre fue llena de instrumentos musicales. Lo ha podido comprobar todo quien ha visto un documental dedicado al musicólogo e investigador suizo, descubridor y padrino del conjunto Misterio de las Voces de Bulgaria, así como a su esposa Catherine. Según ésta en su casa también hoy en día hay muchos instrumentos musicales pero a la colección le falta un instrumento: la gadulka. Este instrumento de cuerda frotada con arco, tradicional de Bulgaria, es una parte importante de los conjuntos que tocan música folklórica búlgara. Tiene tres o cuatro cuerdas principales y hasta dieciséis cuerdas resonantes simpatéticas debajo.

“Lo mío con Bulgaria es una historia de amor”, solía decir Marcel Cellier. Ahora que Ud. ha vuelto donde su amor acompañada por su hijo Alexandre y su nieta Lucie, ¿les ha preguntado si están consientes de que aquí, en Bulgaria, hubo un gran amor relacionado con su vida?

“Nosotros no solemos hacernos tales preguntas – dice Catherine Cellier – . Estas cosas uno debe sentirlas por sí mismo, son experiencias que deben ser vividas. Afinando los sentidos se percibe si la gente a nuestro alrededor siente lo que sentimos nosotros”.

“Creo que una prueba de que el poder mágico de la música se transmite de generación en generación es el hecho que mi hija Lucie canta y toca casi todos los días – añade Alexandre Cellier – . Durante nuestro último viaje aprendió incluso tocar el ukelele, un instrumento que por su forma semeja un poco la gadulka pero que sólo tiene cuatro cuerdas”.

La música búlgara se hizo reconocible en todos los rincones del planeta sobre todo después de ganar un Grammy en 1990. ¿Cree que su labor dio la oportunidad a los suizos, y también al mundo entero de sentir los Balcanes y verlos desde otro prisma?

“El camino fue bastante largo antes de que el público se animara a abrir sus sentidos y escuchar esta música – responde Alexandre Cellier – . Al principio la gente no estaba preparada para concebir esta delicada forma de combinar los tonos, la sonoridad diferente”.

“Creo que deberíamos sentirnos satisfechos – agrega Catherine Cellier – . El efecto de lo que hemos hecho se puede ver también hoy en día; recibo muchas cartas conmovedoras de las que se desprende que la gente ha abierto su corazón a esta música. Creo que hemos conseguido mostrar su valor”.

Versión en español por Daniela Radíchkova

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