El nombre oficial de la festividad es Exaltación Universal de la Sagrada y Vivificadora Cruz de Nuestro Señor. Se le conoce popularmente por el nombre de Día de la Cruz y es celebrada el 14 de septiembre.
La cruz está presente, además, en la arquitectura y la decoración de los templos y en los ritos cristianos fundamentales. En su bautizo, el crío recibe de su padrino un medallón en forma de cruz, que simboliza su pertenencia al cristianismo. En el pasado, en algunas regiones de Bulgaria, existía la costumbre de tatuar cruces en las frentes de las chiquillas para evitar su rapto por musulmanes.
Para el cristiano reviste una importancia especial la forma en que hace la señal de la cruz, la manera en que se persigna. Según los teólogos, se trata del símbolo más escueto de la fe que la gente practica en forma taciturna y accesible para todos. Por tradición, uno se persigna al entrar en la iglesia, antes de sentarse a la mesa y beber vino, antes de emprender camino o poner manos a cualquier obra. Se cree que con hacer la señal de la cruz uno ahuyenta a todos los demonios y males y, así, lo mejor que un hombre ha de hacer al toparse con sílfides, cacos y licántropos es persignarse. La cruz es empleada, asimismo, como amuleto que previene contra maleficios, desastres y malos encuentros. Se emplea también en la medicina popular y, así, el mal de ojo es combatido al darle a la persona agua en que antes se había sumergido un crucifijo. Para combatir el miedo uno debe llevar al cuello una cruz traída del Santo Sepulcro, colgando de un hilo rojo y, para evitar abortos, un forjador desnudo deberá forjar una cruz de moneditas de plata reunidas de 7 casas, la que la mujer embarazada deberá llevar hasta dar a luz.
La cruz es venerada cuatro veces al año, según el santoral cristiano, y la festividad más importante se produce el día 14 de septiembre que se relaciona con el advenimiento del otoño. Se cree que ese día el día y la noche “se cruzan”, se igualan por su duración y que el Sol pone rumbo al invierno. El 14 de septiembre marca el comienzo de la vendimia y la recogida de las nueves, también el inicio de la labranza y la siembra otoñales. Ese día es de ayuno riguroso, en señal de respeto a la Santa Cruz. En muchas regiones de Bulgaria, el significado de la festividad recibe una interpretación un tanto tergiversada al considerarse que es respetado por prevenir dolores en las ijadas.
Con la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz se relaciona uno de los lugares más populares por su santidad en los últimos años. La zona del Monte de la Cruz, en la porción central del monte Ródope. Se cree que en esa zona la montaña tiene forma cruciforme y que en alguna parte de sus entrañas está sepultada una astilla de la Santa Cruz. Los hallazgos arqueológicos hechos en esa zona ponen de relieve que allá existió un viejo monasterio destruido posiblemente en los años del dominio otomano en Bulgaria. En los años 30 del siglo XX llegó a aquella zona un fraile, de nombre Jordán, hombre justo de vida beata y de facultades de adivinos. Tuvo visiones en que se dio cuenta de que el lugar era milagroso por existir en él una astilla de la cruz en que había sido crucificado Nuestro Señor Jesucristo.
Antaño en esos días de septiembre se solían hacer los desposorios y las bodas.
Versión en español por Mijail Mijailov
