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¡Surva! ¡Alegre sea el Año Nuevo!

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“¡Surva! ¡Alegre sea el Año Nuevo! ¡Cólmense de doradas espigas los trigales, de grandes mazorcas los maizales, de manzanas rojas los manzanares, de dulces racimos las vides, y de dinero los monederos! Que todos gocemos de buena salud hasta el próximo Año Nuevo y siempre, amén!”

Semejantes votos de fuerte salud y buena suerte resuenan en Bulgaria en las primeras horas de cada año nuevo. Se conservan también diversas costumbres tradicionales practicadas en el linde de dos años naturales.

El 1º de enero la Iglesia Ortodoxa homenajea la Circuncisión de Jesús y venera a San Basilio el Grande. En la tradición búlgara esta festividad tiene varias denominaciones: Basilio, Día de San Basilio, Surva, Surovaki. Lo mismo que en toda festividad tradicional búlgara, la preparación de los manjares para la mesa festiva es un elemento de suma importancia. Al igual que en Nochebuena, la comida primero se inciensa. En el menú no pueden faltar los panes rituales, el pastel de hojaldre con relleno que queso y huevos llamado bánitsa, ni la cabeza de cerdo asada con col fermentada. Es la única ocasión en la práctica folclórica de los búlgaros en que se inciensa carne de cerdo.

En algunas zonas de Bulgaria sobre la mesa ponen nueces, ajos y miel, como en Nochebuena. Todos se visten de fiesta y la alegría es una condición obligatoria ya que la tradición reza que según cómo recibas el Año Nuevo, tal será tu suerte en todos sus 365 días.




En algunas aldeas existe la tradición de echar al fuego brotes de cornejo y observar cuál de todos reventará con mayor fuerza y saltará más alto: su dueño será el más sano, robusto y pletórico de energía durante el año.




La siguiente tradición festiva en las primeras horas del Año Nuevo es la practicada por los survakar. Empieza tras resonar el primer canto del gallo, pasada la medianoche del 31 de diciembre al 1º de enero. Antaño los survakar eran jóvenes que, a semejanza de los cantores de villancicos en Navidad, daban una vuelta alrededor del pueblo trazando con su andadura un círculo a su alrededor. Al igual que en muchas otras culturas, en la noción tradicional de los búlgaros el círculo es símbolo del sol y de Dios, y tiene funciones protectoras.




Tras dar una vuelta alrededor de la aldea y trazar el círculo mágico, los survakar recorrían las casas una por una haciendo votos de buena salud y bienestar a sus moradores. Los historiadores señalan que antaño los survakar eran hombres jóvenes casados recientemente. Con los años el perfil de estos personajes fue cambiando y en el siglo XX los survakar pasaron a ser muchachitos de 4-5 a 10-12 años. Pasada la medianoche del 31 de diciembre al 1 de enero, ellos recorren las casas portando ramitas de cornejo cortadas en la víspera, adornadas con hilos de lana blancos o de color, frutos secos, palomitas de maíz y alguna monedita. En la tradición búlgara el cornejo es símbolo de vigor, resistencia y fuerte salud. La ramita de cornejo se denomina survachka y con ella los niños dan ligeros golpecitos en la espalda de los moradores de la casa deseándoles buena salud y bienestar.

СнимкаLa tradición búlgara Surva se practica en todas las regiones folclóricas de Bulgaria con ligeras variaciones en los detalles. Su versión de la región de Pernik, próxima a Sofía, fue incluida en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, elaborada por la UNESCO. La ciudad de Pernik es sede del Festival Internacional de Juegos de Carnaval, que se celebra a nivel nacional desde 1966 y que en 1985 obtuvo el estatuto de certamen internacional.

En 1995 Pernik fue admitida como miembro de la Federación Europea de Ciudades del Carnaval. En junio de 2009 el presidente de la federación, Henry van der Kroon, declaró Pernik Capital Europea de las tradiciones de máscaras kuker.

Kukeri es un rito tradicional búlgaro practicado alrededor del Año Nuevo y antes de la Cuaresma para ahuyentar a los malos espíritus. Lo ejecutan hombres disfrazados como temibes bestias, con trajes hechos de pieles de cabra o de oveja con el pelo hacia fuera. Estos trajes cubren la mayor parte del cuerpo e incluyen máscaras zoomorfas de madera decoradas de animales (a veces de doble cara) y grandes cencerros atados a la correa. Los kuker recorren el pueblo bailando y saltando para alejar las fuerzas del mal gracias a su temible aspecto y al espantoso ruido de los cencerros.

El 1º de enero celebran su fiesta onomástica Vasil, Vasilka, Vasilena, Veselín, Veselina. Vasilia es el nombre de un mítico personaje femenino que habita las canciones tradicionales entonadas al practicar el rito del “canto a las sortijas”. Consiste en que las jóvenes casaderas echen sus sortijas en un cubo lleno de agua. Luego una de ellas extrae las sortijas una por una y augura con quién se casará su dueña. Hoy en día este rito se ejecuta en muchos sitios en Bulgaria pero presenta las características más bien de un juego teatral.

Eso sí, se mantiene vivo el rito de los survakar. Las ramitas de cornejo adornadas con hilos de lana, palomitas de maíz, frutos secos y una monedita como augurio de abundancia y riqueza se pueden comprar, pero los niños suelen decorarlas por sí mismos dando rienda suelta a su imaginación.

Versión en español por Raina Petkova

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