Los búlgaros somos muy propensos a quejarnos de toda suerte de problemas y, desde luego, de falta de dinero, pero en cuanto venga una fiesta nada está en condiciones de hacernos renunciar al ocio ni a la diversión. A juzgar por las estadísticas y las observaciones de expertos durante el puente que acabamos de tener del 1 al 6 de este mes, nuestro connacional lo ha disfrutado a sus anchas, viajando y comiendo bien y mucho.
Más de 100 millones de euros pagaron los 7 millones de búlgaros para transporte, hospedaje, gastronomía, viajes en barcos, SPA y un largo etcétera. Según el Instituto de Análisis y Valoraciones en el Turismo, durante el puente sólo en viajes al extranjero el búlgaro gastó unos 45 millones de euros. También este año las fiestas (el 1-ro de mayo y San Jorge, celebrado el día 6) fueron un buen motivo para que se regalara unas buenas vacaciones lejos de casa. 140 mil connacionales optaron por viajar al extranjero, y otros 280 mil optaron por apoyar la economía nacional disfrutando de las vacaciones en territorio nacional.
“Esos 140 mil búlgaros viajaron a Grecia porque en Bulgaria no había a la sazón suficientes hoteles y restaurantes abiertos dado que la temporada veraniega no ha comenzado aún”, explica el experto. La verdad es que, de haber sido más perspicaces los empresarios nacionales, buena parte de los 45 millones de euros gastados en el extranjero hubiera podido entrar en la economía nacional, pero este es otro tema…
En la vecina ciudad de Ouranopolis resonaba preponderantemente la lengua búlgara y la atracción más pretendida era el paseo en barco a lo largo de la orilla con los monasterios posados en ella. En los últimos años aquella zona se ha afirmado como un destino tradicional para los turistas de Bulgaria y Macedonia y por ello en muchos restaurantes las cartas están escritas en búlgaro y los camareros son búlgaros contratados como temporeros.
Muchos búlgaros celebraron San Jorge también en la vecina Turquía regalándose unos días en la playa. Serbia a su vez atrajo a los aficionados al buen comer. En los últimos años este país vecino a Bulgaria se ha afirmado como destino para el turismo gastronómico gracias a su magnífica cocina tradicional y a los precios relativamente bajos.
Y sin embargo el flujo de búlgaros hacia los países vecinos no significa que nuestro connacional haya renunciado a los centros turísticos nacionales. Por el contrario. No obstante la interminable lluvia durante el puente y las temperaturas inusualmente bajas en el país para estas fechas del año, 350 milo búlgaros prefirieron los centros turísticos en territorio nacional. Lamentablemente, como acabamos de mencionar, solo una parte de los hoteles en el litoral estaban abiertos, y todos ellos se llenaron a tope.
Muchos búlgaros optaron por pasar los días festivos en el campo o en la montaña para disfrutar del aire puro y la belleza del paisaje, y saborear comida casera. Los pueblos en el macizo montañoso Rodope y en la cordillera balcánica que cuentan con casas para huéspedes acogieron a los turistas con variados programas que incluían paseos por el monte, jeep safari, hidroterapia SPA con agua mineral, pesca y, naturalmente, opíparas mesas con el tradicional cordero asado regado copiosamente con vino y aguardiente rakia.
Versión en español de Raina Petkova
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