¿Vd. quiere hacerse un tatuaje pero tiene miedo del dolor o bien vacila sobre el dibujo que ha de elegir? En realidad todo lo que necesita es un consejo de amigo. Nadie acude al azar al consultorio de un médico, ginecólogo o al taller de tatuajes. Por esto el consejo es que vayan Vds. a ver a Mario. Él los fascinará por su sonrisa encantadora y las historias divertidas que sabe contar y, al escucharlas uno se olvidará del miedo. “Espíritu libre” es la característica que a uno se le ocurre dar a Mario tras conocerlo. “Sí, pero la libertad es algo relativo. Toda persona está encerrada en su propia cotidianeidad”, dice Mario. Un hombre fuera de lo común es la otra característica de Mario que le viene a la mente a uno. Mario pinta y, cuando lo hace para sí mismo, crea cuadros que parecen haber emergido de nuestros sueños. ¿Habrá acudido a cursos, o bien habrá estudiado en una academia? Pues, no. “Cada uno ha comenzado a dibujar ya en la guardería infantil”- explica Mario -. Yo simplemente continué haciéndolo en tanto que la mayoría de la gente ya había cesado de hacerlo”. Por cierto, Mario también tuvo su período de grafitero y un día llegó a los tatuajes. Los comenzó a hacer mientras trabajaba de buzo: “El buceo es algo realmente único en su género. Bajo el agua ves tantas cosas y la calma es tal que no se presta a descripciones, simplemente hay que vivirla. “Sin embargo, todo aquello se acabó porque el centro de buceo en que estaba contratado cerró sus puertas. Mientras tanto yo ya había comenzado a hacer tatuajes”, dice Mario.
Y, ¿cómo llega uno a ser tatuador?
“En algunos países tienes que formarte obligatoriamente en un curso, pero en Bulgaria no hay tal cosa - comenta Mario -. Casi todos comienzan a hacer tatuajes primero en las cortezas de frutas, por ejemplo, naranjas o toronjas luego continúan, haciéndolos en patas u orejas de cerdo. El olor que ellas despiden no es de los más agradables, pero es así como se empieza. Después uno comienza a experimentar en su propia piel o en la de amigos. Observar cómo trabajan diferentes tatuadores es también gratificante, ya que ellos no dejan de explicarte cómo has de hacer esto, qué debes hacer con aquello, en fin, aprendes diversas técnicas para hacer tatuajes y así ya los ves de otra forma”.
“Respecto a si los tatuajes, son una moda dice que actualmente no hay tal moda. Si unos años atrás todo el mundo estaba apasionado por llevar en la piel inscripciones del tipo “Only God can judge me”, o sea, “Sólo Dios me puede juzgar”, ahora la gente ya prefiere tener tatuajes que de alguna forma se relacionan con su propia vida, o bien, han arrasado en Internet. Sin embargo, siempre hay que atender los consejos del artista en tatuajes porque él es una persona con importante experiencia y capaz de valorar acertadamente como aparecerá nuestra idea recreada en la piel, señala Mario, revelando algunas sutilezas del arte del tatuaje. Es que se trata realmente de un arte, ¿verdad? Dice Mario que los tatuajes son como los cuadros. Quien hace el pedido es el cliente que precisa lo que pretende tener en el cuadro o en su cuerpo. Está, asimismo, el artista, el llamado tatuador o artista en los cuadros. Es él quien hace las composiciones y se encarga de la producción. De manera que, si los cuadros son arte, también lo son los tatuajes, explica Mario. En su labor prefiere seguir el deseo de sus clientes para que se queden satisfechos al máximo. Desde luego, cuando un cliente le pide consejo, Mario siempre está dispuesto a dárselo.
Como un buen número de búlgaros jóvenes, también Mario es de los jóvenes que, lamentablemente, se ganan el sustento en el extranjero. Viajó a Córcega para visitar a un amigo que ahí tenía. Se le presentó la oportunidad de poder trabajar en esa isla y decidió quedarse. Dice sentirse en Córcega a las mil maravillas pero, la patria es la patria, y por esto está seguro que un día volverá obligatoriamente a Bulgaria. Le preguntamos qué hay que cambiar, a su juicio, en este país para que no lo abandonen tantos jóvenes: “Opino que los políticos deben dejar de robar tanto. Si no hay este expolio habrá dinero para mejores sueldos y mejores condiciones de vida. La gente abandona Bulgaria por la única razón de que carece de dinero, creo yo. Todo lo demás, sí lo hay en Bulgaria. Esas personas, desde luego, regresan a Bulgaria para ver a sus familiares y amigos. Recientemente leí un artículo dedicado a los salarios de los profesores de escuela. Me enteré de que en Bulgaria una persona que ejerce el magisterio cobraba 350 euros, y en el resto de Europa el sueldo mínimo que percibían los profesores de escuela era de 2000 euros. Es decir, creo que es, precisamente, el dinero la causa que mueve a los búlgaros a emigrar de este país”, señala en conclusión Mario Grigorov.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Archivo personal
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