En el mundo de la publicidad excesiva y del culto a las estrellas del pop y del rock a los que imitan incluso los músicos clásicos vive un gadular (intérprete de gadulka, un instrumento tradicional búlgaro de cuerda). Él toca su sencillo instrumento, constantemente está “por el mundo y en Bulgaria” pero, ante todo, viaja hacia sí mismo. Se esfuerza por ser una buena persona, se plantea preguntas, quiere hacer algo distinto pero para él la gadulka es algo así como el destino. Todo esto, servido con mucho humor y simpatía hacia el protagonista, hace reír al público de La gadulka, una pieza teatral de Ráyko Báychev.
El monoespectáculo se representa también en inglés con el mismo título, con traducción de Angela Rodel. La puesta en escena es de Milena Áneva, y el actor que da vida al músico es Miroslav Kokenov. Tras varias representaciones exitosas tanto en búlgaro como en inglés en Londres, el unipersonal tuvo su encuentro con el público nacional en el teatro “Lágrima y Risa” de Sofía.
Miroslav Kokenov se graduó en Actuación por la Universidad Suroeste “Neofit Rilski”, en la clase del Prof. Ventsislav Kisyov. Después trabajó durante dos años en el Teatro de la ciudad de Gábrovo, en el centro de Bulgaria, y continuó su formación en Inglaterra, donde estudió la especialidad de Dirección en la Universidad de Falmouth. Buscando su lugar bajo el sol fue a Londres, para descubrir que, al menos por el momento, no se ve a sí mismo en los castings habituales para grandes obras con cortos períodos de ensayos.
Decidí enfocar mis energías en algo que me gusta –dice Miroslav– . Le pedí a Milena Áneva, que era asistente de mi profesor en la Universidad, que me mandara obras para elegir. La gadulka fue el texto que más me gustó. Cuando lo leía sabía de antemano qué diría el protagonista a continuación. Quiero recordar que hace cuatro años La gadulka ganó el premio al Nuevo Drama Búlgaro en el concurso organizado por el Teatro “Sofía” y después se representó ahí. En 2012 la obra fue nominada a los Premios Ícaro. La pieza es algo como un remix de El contrabajo, de Patrick Süskind. En vez de contrabajo se habla de una gadulka. Se pone énfasis en la relación entre el gadular y su instrumento. El protagonista está decepcionado de su vida y sus logros. Buscando la causa de ello, llega a la conclusión de que la gadulka tiene la culpa de todo, que es ella la que provoca momentos desagradables. Él empieza a culparla y a resaltar lo negativo de ser gadular. Sin embargo, la gadulka es todo lo que tiene; es algo como “Te odio, pero te necesito”. La gadulka viene a ser un símbolo de la actitud hacia nuestras raíces, hacia lo balcánico. El propio Ráyko Báychev escribe que ve los Balcanes como algo oscuro y sombrío pero que, por otro lado, de ellos emana mucha luz y energía. Esto mismo lo hay en la obra, es muy cómica porque el gadular lo cuenta con afecto, humor y sarcasmo.|«»
Por supuesto, en el escenario el gadular no sólo habla sino que, a veces, también toca. Por eso Miroslav aprendió rápidamente a interpretar melodías simples.
Ese fue uno de mis mayores problemas –cuenta– . Regresé a Bulgaria para adquirir una gadulka pero no tuve tiempo para ir a clases. En Inglaterra estudié un poco con un amigo griego que sabe tocar la lira, él me enseñó lo básico. Empecé a estudiar realmente con una profesora de la escuela búlgara en nuestra Embajada de Londres. El estreno fue en febrero en el Instituto Cultural Búlgaro de Londres. Hubo una representación en búlgaro y otra en inglés, y un crítico británico escribió una reseña muy positiva. Hace un par de semanas hubo cinco funciones más en el teatro The Drayton Arms. La política de ese teatro es presentar arte extranjero pero además de dos espectáculos en búlgaro decidimos representar tres en inglés. La obra hizo reír mucho a la gente. Siento que los búlgaros entienden la profundidad y el humor de las reflexiones sobre nuestro carácter nacional pero los ingleses también lo pasaron bien.
Miroslav planea hacer una pequeña gira por Lovech y otras ciudades búlgaras pero esto será, probablemente, en otoño. Los días 23 y 24 de octubre está invitado a participar en el Clapham Fringe Festival de Londres.
Versión en español por Marta Ros
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