Excéntrico, caprichoso y peculiar, Kazakov fue más allá de las etiquetas del tiempo, y convirtió las palabras nacidas en silencio en imágenes y colores. Aunque solo abrió las puertas de su mundo personal a unos pocos, en el arte era sincero y libre.

La Galería “Loran” de Sofía exhibe hasta el 30 de noviembre diecinueve dibujos y grabados inéditos de Dimitar Kazakov (también conocido como Nerón). La mayoría de ellos están elaborados con tinta litográfica en tonos tierra y se distinguen del amplio lenguaje plástico conocido del artista.

La exposición es de algún modo una excepción de la obra popular del artista, dice la especialista de arte Mariana Avramova. Estas son obras muy tempranas del comienzo de su formación en la Academia de Arte, y aún están lejos de su interés por el folclore y los rituales que aparecen en una etapa posterior. Más bien revelan su génesis y predicen su futura formación. Presentamos una serie de obras dedicadas a la maternidad, así como bocetos de obras futuras.



Gran parte de los dibujos también contienen narraciones e interpretan esquemas antiguos e iconográficos del cristianismo, como la Anunciación y la Natividad. Sin embargo, la mayoría son de estilo Kazakov, con personajes estilizados y al mismo tiempo muy vivos e interesantes. En otras obras también podemos encontrar una relación con la familia, por ejemplo, en una que debería representar un retrato triple. Sin embargo, solo están representados la madre y el niño, mientras el padre es traicionado de manera simbólica, probablemente debido a la muerte prematura del progenitor.

Dimitar Kazakov llegó a este mundo hace 85 años: nació en el campo bajo un peral, como decía él mismo, en el pueblo de Tsarski Izvor, en la provincia de Veliko Tarnovo. Perdió a su padre de pequeño, pastoreaba las vacas con un cayado de pastor, y los pájaros acompañaban con sus trinos sus lágrimas infantiles. Y dado que la Creación divina se extendía constantemente ante sus ojos, él reproducía su belleza con los materiales que tenía a mano: tierra, madera, arcilla… Un día, mientras el ganado pacía, pasó ante él su vecino Lyubo Andreev en su carro. Andreev se interesó mucho por el niño, una semana después lo inscribió en una escuela de formación profesional y le encontró trabajo en la fábrica de azúcar de la cercana ciudad de Gorna Oryahovitsa.

A los 20 años, Dimitar Kazakov ingresó en la Escuela Secundaria de Arte de Sofía, y luego consiguió graduarse también en la Academia de Arte, a la vez que cargaba los pesados sacos y echaba carbón en el horno.

Realmente tuvo una vida difícil, continúa Mariana Avramova. Durante mucho tiempo vivió en la provincia, hizo el servicio militar en Gorna Oryahovitsa, y tras graduarse en la Academia estuvo en diferentes lugares y se estableció en Pazardzhik, donde trabajó como artista en una fábrica. En 1970 decidió trasladarse a Sofía, pero no se le permitió vivir ahí, por lo que se quedó en Bozhurishte. No fue hasta principios de la década de 1980 cuando se le dio la oportunidad de vivir en la capital, cuando ya era conocido. De hecho, desde sus años de estudiante se rebeló contra las artes populares de ese entonces y se granjeó muchos enemigos. Por supuesto, la estética de su época influyó en la forma de construir su propio estilo, pero se redujo rápidamente y la exposición actual es un indicativo de ello. Incluso las pocas obras de 1961 que contienen símbolos de la época no pueden atribuirse al realismo socialista de entonces.

Recibió el apodo de “Nerón” debido a su rechazo a relacionarse con la gente, y no era especialmente apreciado. Sin embargo, su obra sí es apreciada en Nueva York, París, Viena, Tokio y Toronto, y hay obras suyas en el Fondo Nacional de Arte Contemporáneo del “Louvre”, el Museo “Pushkin” de Moscú y la Colección Imperial de Tokio. El artista se distingue por un lenguaje expresivo y estilizado, y en su obra se pueden encontrar similitudes con Chagall, Picasso y los primeros modernistas del siglo XX.

Versión en español por Marta Ros
Fotos: galleryloran.com y Diana Tsankova