La Natividad del Señor es la fiesta más querida y esperada por grandes y pequeños. Como muchas otras celebraciones en Bulgaria, abunda en ritos y tradiciones, algunos de los cuales tienen sus raíces hace siglos.
La víspera del 25 de diciembre, Nochebuena, es llamada en algunas partes del país Pequeña Navidad o Noche Incensada. Entonces toda la familia se reúne en torno a la mesa. Hasta hoy en día, se observa la costumbre de servir en ésta solo un número impar de manjares magros. Antaño, la mesa festiva tenía que incluir todo lo que se producía en el hogar: trigo, frijoles, compota de ciruelas, manzanas y peras secas, encurtidos, ajo, miel, nueces y vino. En la actualidad la gente suele recurrir mayoritariamente al supermercado, pero es cuestión de honor para cada ama de casa preparar los obligatorios niños de arroz envueltos en hojas de chucrut o de vid o pimientos rellenos con frijoles, el pastel salado casero bánitsa y la insustituible hogaza de soda con una monedita escondida en ella que representa la suerte. Según manda la costumbre, el dueño de la casa o la persona de más edad de la familia parte el pan ritual, repartiéndolo entre los comensales. A quien le toque el trozo con la moneda será el afortunado de la familia durante el año siguiente.
Otrora, la víspera de Navidad, ponían en el fogón el budnik (un especial leño grueso de roble, haya o peral) y por su forma de arder adivinaban cómo sería el año por venir.
Nuestros ancestros creían que a la medianoche el cielo se abre y la linde entre este mundo y el más allá se borra y entonces las almas de los muertos descienden a la tierra.
Llegada la medianoche, los cantantes de villancicos empezaban a recorrer las casas para ahuyentar a los espíritus malignos que pululan por todas partes, y también para augurar a los moradores fuerte salud, prosperidad y bonanza. Esta tradición se mantiene viva y se practica hasta hoy en día en algunas zonas del país.
Más sobre la magia de la Nochebuena y la Navidad en la tradición búlgara puede conocer en el artículo “Y vino Dios y elogió los terneros, potrillos, corderos, lechoncitos, espigas, la buena suerte y el entendimiento entre los hombres” de la colección de Radio Bulgaria.
Versión en español de Daniela Radíchkova
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