El 3 de abril de 1879 Sofía fue proclamada capital de Bulgaria. La fiesta de la ciudad, que lleva el nombre de la iglesia Santa Sofía, se celebra el 17 de septiembre, cuando la iglesia ortodoxa búlgara venera la memoria de la santa mártir Sofía y sus hijas Fe, Esperanza y Caridad. Fiel a su lema "Crece pero no envejece", con el pasar de los años Sofía se fue convirtiendo en una ciudad europea moderna.
Es interesante la historia de su ampliación al oeste a principios del siglo XX. Para escapar de los horrores de los turbulentos años entre el Levantamiento de los días de san Elías y la Transfiguración y la firma del Tratado de Neuilly, allí comenzaron a asentarse refugiados de Macedonia, Edirne, las zonas extremo-occidentales y el norte de Tracia.
Aparte de ellos la región acogió a emigrantes económicos que buscaban sustento en la gran ciudad, procedentes de las ciudades de Radomir, Pernik y Kiustendil (en el oeste de Bulgaria) que se trasladaban a Sofía cómodamente en tren e insuflaron vida a un lugar que entonces todavía no formaba parte del territorio de la capital. Lo curioso es que todas las calles pobladas por estos emigrantes serían denominadas con nombres de ciudades búlgaras.
“Ellos se asentaron en esta parte del barrio después de los años 1918-1919 y comenzaron a construir casas primitivas. Su idea era construir una casa pequeña o una habitación y dotarla de techo en el marco de 24 horas. Era así porque al día siguiente, cuando venían las autoridades municipales y la construcción carecía de techo ésta era derribada y tenían que comenzar a edificarla de nuevo. Una vez legalizada la casa, se construían el resto de las habitaciones. La otra variante era que la casa estuviera habitada por un bebé recién nacido o por una mujer embarazada. Entonces se hacía una excepción y se les daba a los emigrantes un lapso de 24 horas. Por esto las personas se decantaban por construir casas muy pequeñas con la ayuda de todos los vecinos y después se trasladaban a ésta familiares, hermanos y familias enteras”, cuenta Rubinka Mileva, bibliotecaria de la casa de cultura Gueorgui Stoykov Rakovski-1925.
Hoy las calles que llevan nombres de ciudades búlgaras se encuentran en el barrio de Sveta Troitsa (Santa Trinidad) y conforman una región que tiene la forma de un trapecio. En los antiguos mapas de Sofía que se conservan todavía se puede ver que las calles que llevaban nombres de ciudades búlgaras eran 23, de las cuales hoy han quedado 13: Plovdiv, Vidin, Oriajovo, Melnik, Varna, Tran, Kazankal, Burgás, Yambol, Petrich, Vratsa y Hvoina. Del mapa actual han desaparecido ciertas calles como Dupnitsa, Radomir, Pazardzhik, Lovech, Chirpan, Sevlievo, Berkovitsa, Nevrokop.
“A mi juicio, continúa Rubinka Mileva, después del año 1980 se iniciaron obras de construcción de gran volumen, sobre todo bloques de vivienda. El barrio cambió considerablemente su aspecto. Desde luego, las grandes calles existen, pero las pequeñas donde había unas cuantas casitas simplemente desaparecieron del mapa”.
Ofrece más información La Guía de Sofía, editada en 1935 por Smil Anguelov, director de la V Dirección Policial, en la cual las calles están ordenadas por orden alfabético y figuran con sus nombres de ciudades.
De ninguna manera, sin embargo, las calles no están vinculadas con los refugiados del barrio concreto, subraya Rubinka Mileva. Cuando hablé con los habitantes más ancianos del barrio ellos me dijeron que habían oído se sus padres que antes del año 1925 las calles no tenían nombres, sino una numeración interna. Los nombres de las ciudades aparecieron por primera vez en el plan urbanístico de Sofía de 1928. Nadie, sin embargo, pudo responder por qué fue decidido así. Evidentemente fue resuelto que este nuevo barrio, caótico, sin números y nombres, que no deja de crecer se organizara de esta manera”.
Versión al español de Hristina Táseva
Fotos: Desislava Semkovska, bgmaps.com
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