“Quien quiera ser el primero entre ustedes, que sea siervo de todos". La leyenda cuenta que este era uno de los consejos que san Juan de Rila dirigió al zar Petar, declinando amablemente la invitación de reunirse con él y renunciando a aceptar los regalos que éste le envió. El monje ermitaño avaló estas palabras con su ejemplo personal. El santo se retiró de la vida mundana y se convirtió en símbolo de la espiritualidad, la fe y la humildad en las tierras búlgaras. El monte Rila, el lugar donde pasó su vida en soledad, pasó a ser una parte indisoluble de la imagen de Bulgaria y del desarrollo de las letras búlgaras.
El monasterio de Rila fue fundado en la primera mitad del siglo X en el lugar donde san Juan de Rila vivió como ermitaño. Con el tiempo el lugar se convirtió en uno de los centros cristianos más importantes del Estado búlgaro y los zares Iván Alexandar e Iván Shishman destinaron medios a su ampliación que alcanzó su auge en los siglos XII a XIV. Durante la época del dominio otomano el monasterio fue sometido a múltiples ataques y destrucciones. A mediados del siglo XV permaneció deshabitado durante varios decenios.
Durante la época del Renacimiento búlgaro el Monasterio de Rila fue una de las más importantes sedes de la fe, la espiritualidad y la educación en el país y dio asilo a un gran número de revolucionarios búlgaros.
A mediados del siglo XIX fue construido el templo central del monasterio consagrado al Natalicio de la Virgen María. Sus pinturas murales son obra de muchos maestros del pincel pero únicamente el famoso Zajari Zograf firmó los frescos creados por él. Uno de los objetos de mayor valor es el iconostasio dorado que ostenta un exquisito tallado en madera. El año pasado un equipo de la Academia del Bellas Artes de Sofía terminó la restauración de los murales del ala izquierda, más concretamente del lugar donde se colocan los libros litúrgicos.
Las imágenes datan del siglo XIX y los especialistas trabajaron sobre éstas durante casi dos años. Ahora el equipo inicia la restauración del lugar que corresponde a los libros litúrgicos en la parte derecha pero las actividades no perturbaran las misas ni el acceso de los fieles al sarcófago que guarda los restos mortales de san Juan de Rila.
El monasterio de Rila fue declarado monumento histórico de importancia nacional en el año 1976 y en 1983 pasó a formar parte de la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO. Incluso las personas que no son religiosas deben visitar al menos una vez el monasterio de Rila para ver su belleza, sentir la tranquilidad que reina allí y acordarse del “primero que debe ser siervo a todos”, mucho más en los tiempos en que vivimos.
Versión al español de Hristina Táseva
Fotos: rilskimanastir.org
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