Desde pequeña Elena Koleva soñaba con tierras exóticas y lugares poco conocidos de Bulgaria. Solo tenía 4 años cuando aprendió a leer. Fue entonces cuando encontró en la biblioteca de su abuelo un libro titulado Atlas del mundo. "Me pasaba horas hojeándolo. Me imaginaba los contornos de los continentes y los países, me hipnotizaban los nombres extraños y me imaginaba cómo sería estar allí", cuenta Elena Koleva en una entrevista con Miglena Ivanova, de Radio Bulgaria.
Cuando creció un poco, Elena se propuso hacer realidad sus sueños y viajar por el mundo. Pero, como descubrió más tarde, cuando un sueño se hace realidad, abre el camino para el siguiente. Así que creó su blog, en el que publica relatos fascinantes de sus viajes y proporciona a los turistas la información que necesitan sobre los lugares que ha visitado. Lo hace en búlgaro, inglés y español, por supuesto, con un montón de fotos magníficas capaces de despertar el espíritu viajero incluso en los más hogareños.
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Ahora sueña con recorrer Sudamérica como mochilera, con una cámara en mano, y pisar por toda Nueva Zelanda y las Islas Feroe. A pesar de todas las maravillas que ha visto en el mundo, está convencida de que el viaje más emocionante está aún por llegar. El mundo es lleno de colores y, a veces, admite Elena, se encuentra en su camino con historias que la entristecen mucho e incluso la llenan de rabia:
"Aduciré un ejemplo muy reciente de Guatemala. Visitamos una impresionante cascada en la selva, conocida como la Cascada de Agua Caliente. Tenía agua caliente en la parte superior y agua fría en el río que la rodeaba. Durante nuestro camino hacia la cascada, me encontré con unos niños pequeños que estaban desnudos y sucios, pero irradiaban sonrisas. Tuve una breve conversación con ellos, les pregunté sus nombres y edades, y luego continuamos nuestro camino. Sin embargo, al regresar de la cascada, volví a ver a esos mismos niños: llevaban sacos de leña en la cabeza. El recuerdo de esa escena me estremece hasta el día de hoy. Nunca podré olvidar esa imagen."
Los viajes a diferentes continentes, los encuentros con bellezas conocidas y desconocidas, hacen que Elena Koleva ame y aprecie aún más la riqueza de la tierra búlgara. Los fines de semana, cuando está libre, busca escapar de Sofía y recorrer Bulgaria.
"Cada lugar tiene su propia belleza", afirma ella. A la pregunta de qué lugares recomendaría a los extranjeros que visitan Bulgaria, responde:
"Tenemos una naturaleza increíble y muchos lugares magníficos de los que podemos estar orgullosos. Quizá les llevaría a los pueblos menos conocidos de las montañas Ródope, como Mugla, Manastir, Kosovo. Me encantan las vistas del desfiladero de Iskar. También es una zona maravillosa, no tan popular ni turística. En la costa del mar Negro también hay rincones y playas maravillosas, pero, sinceramente, prefiero no mencionar su ubicación".
Versión al español de Borislav Todorov
Fotos: Elena Koleva
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