El turismo rural se está convirtiendo en la forma preferida de ocio, especialmente entre las familias y los jóvenes que optan por un estilo de vida respetuoso con el medio ambiente y buscan reducir al mínimo su huella de carbono. Mientras que hace unos años las vacaciones en el campo eran la opción más económica, ahora la tendencia está cambiando. Los precios por noche en una casa rural en Bulgaria, con todas las comodidades y extras, son comparables a los de hoteles de 3-4 estrellas. Sin embargo, en muchos lugares se ofrecen prácticas sostenibles, como sistemas de ahorro energético, reciclaje y uso de materiales ecológicos, además de diversas actividades en la naturaleza.
"Nos alegra que siga viva nuestra iniciativa 'Casa Verde', que certifica pequeños alojamientos muy cercanos a la naturaleza, que ofrecen experiencias auténticas y tradiciones preservadas -dice Eleonora Yosifova, presidenta de la Asociación Búlgara de Turismo Alternativo-. La gente ya presta atención a estas etiquetas. Cuando lanzamos la iniciativa en 2008, les resultaba exótica. Ahora, muchos alojamientos aplican prácticas ecológicas relacionadas con la reducción de la huella de carbono. Por ejemplo, los operadores turísticos han empezado muy a menudo a anunciar y promover los viajes combinados en tren y bicicleta en lugar de hacerlo necesariamente en coche privado, etc. Para los extranjeros es una práctica normal, pero cada vez más búlgaros empiezan a viajar de esta manera".
En promedio, la ocupación de los sitios de turismo rural en Bulgaria ha aumentado un 7% en el último año, y el 75% de todas las reservas se realizan gracias a la publicidad activa en línea, según una encuesta de la Asociación de Pueblos Búlgaros.
Casi no hay región en Bulgaria en la que no se ofrezca un turismo rural de alto nivel. Por ejemplo, la cordillera de los Balcanes y, sobre todo, las cercanías de pueblos como Karlovo, Troyan y Elena. Los aficionados al descanso en el medio ambiente también eligen los montes Ródope, especialmente los pueblos de los alrededores de Smolyan, Kardzhali y Velingrad.
"En los Ródopes todos sabemos las muchas cosas que se pueden hacer. Allí se conservan las tradiciones. Cada vez se presta más atención a la cocina para que la gente pueda degustar verdaderos productos de Bulgaria. Me alegro de que se hayan conservado las tradiciones. Los jóvenes regresan y se quedan allí. Algunos están desarrollando el turismo ecológico, de aventura y rural, renovando antiguos hoteles familiares o las casas de sus abuelas y ofreciendo servicios acordes con las tendencias del turismo sostenible. Hay una continuidad en estos lugares", declaró Eleonora Yosifova a Radio Bulgaria.
Paseos a caballo, caza fotográfica, kayak, escalada, aprendizaje de la artesanía local y otras actividades diversifican la estancia de los huéspedes. Pero también hay destinos menos populares que merece la pena explorar:
"En el norte de Bulgaria parece haber una cierta paralización respecto al turismo alternativo, pero existe un gran potencial en cuanto a patrimonio cultural y gastronómico, así como artesanía. Es el caso de la región del Danubio, donde cada vez se promociona más el ciclismo, ya que por allí pasa el corredor ciclista europeo 'Euro Cycling 6'. Y su cocina, incluidas sus especialidades de pescado, es muy específica y aún poco conocida incluso en nuestro país", concluyó Eleonora Yosifova.
Por Veneta Nikolova
Traducido y publicado: Borislav Todorov
Fotos: baatbg.org, pixabay, penguintravel.com
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