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Lilia Zaharinova pinta cuentos de hadas en el entorno urbano

La artista convierte los paneles eléctricos en obras de arte

Foto: Facebook /Лилия Захаринова

Cuando uno pasea por Montana y Belogradchik, tarde o temprano se topará con tableros eléctricos pintados que transmiten una sensación de alegría y pureza, como si hubieran salido de un cuento de hadas de la infancia. Aunque sólo sea por un instante, se encontrará en un pequeño oasis en medio de la monotonía del entorno de hormigón.

Lilia Zaharinova cuenta cuentos de hadas con hermosas imágenes y colores en las calles de la ciudad. Los peatones pueden verla sentada con un pincel y pinturas en la mano, frente a una chapa gris de la que emerge la silueta de un gato con el hocico levantado hacia la luna resplandeciente. También aparecen una dama abriendo su paraguas bajo una repentina lluvia torrencial y un enorme corazón que cobija incluso al sol.
"Tiene que haber algo de la infancia, hay que mantenerlo dentro, porque es ahí donde los colores son más vivos, los sentimientos más intensos, y todo lo demás", dice la artista.

De pequeña, Lilia recogía raíces y piedras en su camino, llevándolas a casa donde su imaginación las transformaba en objetos llenos de alma y color. "Con el tiempo, me di cuenta de que les daba nueva vida, al igual que ahora hago con estos paneles eléctricos. Me encanta cambiar el entorno, alternar la calma con el ruido, y viceversa. Lo otro sería aburrido".

Hoy, Lilia Zaharinova siente una profunda gratitud hacia su abuela por el talento heredado.
"Mi abuela vivía en el campo, cuidaba de dos hijos y, a pesar de todas las tareas domésticas en aquella época tan diferente, aún encontraba tiempo para dibujar", recuerda Lilia. Lo que más le gustaba eran las fiestas de bodas.
La artista divide su vida entre el noroeste, donde están sus raíces, y la capital, que le brindó una educación, pero nunca logró 'robarle' la vocación que la trajo de vuelta a su tierra natal.
Siguiendo la recomendación de su padre, Lilia se licenció en obstetricia, con la intención de no dejar que el sufrimiento dominara su vida: "Sí, hay cosas buenas porque nacen niños, pero también hay tragedias". Con el tiempo, sus padres se jubilaron y eligieron el pueblo de Karbintsi como su residencia permanente. Lilia comenzó a visitarlos desde Sofía con más frecuencia, sintiéndose cada vez más atraída por la naturaleza.

Finalmente, formó una familia en su querido noroeste y eligió Belogradchik como su refugio, un lugar que se convirtió en fuente de inspiración y creatividad para ella.
"El alcalde Boyan Minkov tuvo la idea de reunir patrocinadores para pintar un montón de paneles eléctricos en Belogradchik, y así comenzó todo", cuenta Lilia Zaharinova a Radio Bulgaria. "Además, cuando hay una historia detrás de lo que pinto, me resulta mucho más divertido".

"Las ideas surgen solas cuando hablo con la gente y me cuentan cosas que son importantes para ellos", afirma la artista.

Actualmente, Lilia Zaharinova se dedica a un proyecto a gran escala en el pueblo de Oreshets, cerca de Belogradchik. En sus propias palabras, está trabajando en "un gran muro de cinco por tres metros", donde pronto aparecerá un camión en un entorno pintoresco, con una hermosa puesta de sol. Recientemente, completó una obra aún más espectacular en el pueblo de Ruzhintsi, en honor a un próximo festival folclórico. Bajo la cúpula de un escenario de casi 15 metros de altura, la artista pintó mujeres con trajes folclóricos bailando en la plaza, así como el edificio de la antigua escuela. Sin embargo, una de sus obras más significativas sigue siendo el retrato de tres metros de Hristo Botev en una pared del instituto de Belogradchik, acompañado de las poderosas palabras escritas de puño y letra del poeta: "Aquel que cae en la batalla por la libertad, no muere".

A la pregunta de qué le influye más: el entorno en el que dejará su huella a través del arte o la idea creativa con la que cambiará el espacio que la rodea, Lilia Zaharinova responde:

"Prefiero cambiar el entorno. Es difícil cambiar la forma de pensar de las personas, pero el arte tiene un valor, ya que ver algo bello despierta en ellas ese sentido de la belleza".

Como artista callejera, Lilia Zaharinova puede transmitir mensajes a través de su arte y llamar la atención sobre cuestiones sociales.


"He tenido diferentes ideas en distintos momentos", dice la artista. "Les diría a las personas que sean mejores y respeten el entorno en el que viven. Pero tal vez lo más importante es que todos entendamos que somos parte de la naturaleza, y que si no la cuidamos, en algún momento ella se encargará de nosotros. Sin embargo, no quiero pintar estos mensajes en los paneles eléctricos porque podrían estresar demasiado a la gente".

Fotos: Facebook /Лилия Захаринова
Traducido y publicado: Borislav Todorov


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