El informe del Consejo de Ministros sobre la aplicación de la «Estrategia nacional actualizada para el desarrollo demográfico de la población en la República de Bulgaria» muestra que, por primera vez en 38 años, en Bulgaria la relación entre el crecimiento total de la población (natalidad y residentes permanentes) y el descenso de la población (mortalidad y emigración) es casi nula. Según el docente Spas Tashev, del "Instituto de Población y Estudios Humanos" de la Academia Búlgara de Ciencias, a lo largo de los años se ha ido produciendo una mejora leve, lenta pero constante de los indicadores demográficos.
“Como un científico que se ocupa de la demografía, nunca esperé que se produjera semejante giro y que Bulgaria empezara a tener un crecimiento positivo”, afirma Tashev en una entrevista para Radio Bulgaria. “Según los últimos datos, estamos muy cerca del cero, pero el crecimiento sigue siendo negativo. Los datos del año pasado muestran un descenso de 1.948 personas, es decir, que la población total del país ha disminuido sólo en esa cantidad".
"A lo largo de los años, la población de Bulgaria ha ido disminuyendo a un ritmo medio anual de 50-60-70.000 personas, lo que significaba que cada año en Bulgaria desaparecía una ciudad de tamaño medio”, explica el demógrafo, pero se apresura a expresar su escepticismo, ya que los datos se deben a las estadísticas demográficas actuales, las cuales toman como referencia cuatro procesos principales que se dan en la población: los nacimientos, las defunciones, los desplazamientos y la repoblación.
“En cuanto a los indicadores de las tasas de natalidad y mortalidad de la población no se observan cambios significativos, y se registra una disminución de la población de más de 43.000 personas. Así que los búlgaros seguimos evaporándonos”, subraya el docente Tashev. El año pasado nacieron en el país 57.500 niños, y fallecieron 101.000 personas en Bulgaria. Por otro lado, en cuanto a migración, la tendencia es buena: hay un balance positivo de 41.600 personas, entre los que salen y los que llegan a Bulgaria. El investigador pide al Estado que utilice las reservas demográficas de la diáspora búlgara en los países vecinos.
"Tenemos búlgaros en los alrededores. Me refiero a los suburbios occidentales de Serbia, que están a 50 km de Sofía. Tenemos búlgaros en el norte de Macedonia, muy cerca de las ciudades de Kyustendil, Blagoevgrad y Pernik: no supone un problema que se desplacen a Sofía. Tenemos búlgaros también en Kosovo, en Albania. Lo consulté con la Agencia de Empleo. Resultó que había un contrato de trabajo registrado a nombre de un búlgaro de Albania y, sin embargo, según nuestra legislación, las personas de origen búlgaro no necesitan un permiso de trabajo en Bulgaria, el empleador simplemente está obligado a registrar estos contratos en la Agencia de Empleo. ¿Por qué no vienen a Bulgaria estas personas? Porque les ponemos obstáculos. No certificamos su origen búlgaro. Este es un conflicto enorme, un problema en nuestro país que alcanza prácticamente unas dimensiones antibúlgaras”.
Spas Tashev pone el ejemplo de los búlgaros de Albania y Kosovo que viven en zonas montañosas. Su medio de vida es principalmente la agricultura de montaña. Siguiendo con la tendencia general de urbanización, más del 80% de ellos abandonaron su tierra natal después de 1990 y emigraron a las grandes ciudades de Albania o a Europa Occidental.
“¿Cuál es entonces la oportunidad para Bulgaria? Parte de la población de Albania y Kosovo tiene una tradicional afinidad a los trabajos temporeros”, recuerda el académico. “Esto significa que la población masculina, dedicada principalmente a la construcción, abandona sus pueblos de origen durante la temporada activa, pero el resto de sus familias se queda donde aún hay escuelas que puedan acoger a los niños. Sus esposas, abuelos y abuelas pueden quedarse allí. Y el dinero que reciben de esos trabajos temporales es suficiente de cara al estándar de vida en Albania y Kosovo, para mantener a sus familias durante todo el año.
De este modo, mediante migraciones estacionales, que deberían ser el análogo moderno de la antigua vida nómada, podemos atraer a una población que sea empleada principalmente en el sector del turismo. En otras épocas, estas personas podrán quedarse en casa, trabajar en sus granjas, mantener sus propiedades. Las cortas distancias entre Bulgaria y sus poblaciones de origen permiten mantener exactamente este tipo de relaciones migratorias, sin despoblar esos lugares", subraya el docente Tashev.
Él nos recuerda que así se reforzará también el vínculo histórico entre Bulgaria y la diáspora. Aunque, según el científico, la inestabilidad política del país, los frecuentes cambios de parlamentos y los gobiernos provisionales, impiden la formación de una política demográfica duradera que esté destinada a atraer a la diáspora búlgara hacia la economía nacional.
Autor: Ivo Ivanov
Versión en español: Alena Markova
Fotos: BTA, BGNES
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