Los temas relacionados con los recursos renovables y las catástrofes naturales han reunido a los alumnos de la Escuela Dominical Búlgara "Asen e Iliya Peykovi" de Roma, del Bachillerato Bilingüe Inglés de Sofía y el instituto Greve, cerca de Copenhague. Este proyecto tiene como objetivo poner el foco en los problemas medioambientales más acuciantes y hacer un seguimiento de las iniciativas que se están llevando a cabo en los tres países.
"¡Aquí estamos de nuevo de Erasmus en Sofía! Esta vez el tema es un poco más complejo. Nos espera otra aventura", compartía hace unos días en Facebook Veneta Nenkova, fundadora de la escuela dominical búlgara en Roma. La primera fase del proyecto reunió a alumnos búlgaros de Italia y Bulgaria, que estuvieron trabajando durante la semana pasada en los espacios del Bachillerato Bilingüe Inglés de Sofía. Los desafíos a los que se tuvieron que enfrentar abarcaban tanto lo relativo a la investigación como el reto de conocerse mutuamente y encontrar puntos en común para trabajar de la manera más eficiente en equipo.
Maya Padeshka, directora de la escuela dominical en Roma y de parte del proyecto, nos cuenta más acerca de estos primeros pasos de acercamiento:
"Mi grupo y yo decidimos hablar de los terremotos, preguntando sobre ello a la gente de Sofía. Los jóvenes a los que entrevistamos decían que no habían vivido ninguno, pero la cosa cambió cuando preguntamos a los mayores. Ellos sí sabían cómo se siente uno en una situación así. Nos interesaba el aspecto psicológico y cómo vive la gente un terremoto".
Julia Netti, también de Roma, añade:
“El tema de mi grupo eran los aerogeneradores. Me llamó la atención que la mayoría de las personas no tenían ni idea de este tema, o no estaban bien informadas”.
Su compañera de clase en la escuela dominical, Yoana Kostova, está convencida de que hay que hablar de los problemas medioambientales y actuar en consecuencia, pues de lo contrario el futuro no será nada bueno. Julia Netti comparte sus observaciones personales de que el cambio que están sufriendo las estaciones es evidente. Mira Kacharova, por otro lado, tiene claro que la contaminación de la naturaleza puede controlarse utilizando productos reciclados. Ella nos pone ejemplos de los cambios en la naturaleza que ha presenciado personalmente:
“Todos los años voy de vacaciones a la playa en Turquía, y me doy cuenta de que el agua está cada vez más sucia, y que en Pamukkale el agua está desapareciendo poco a poco. Esto me entristece muchísimo porque en un futuro próximo los niños ya no podrán ver la belleza del mundo, tal como la podemos ver nosotros ahora”.
Y mientras discutían los temas de la protección del medio ambiente y la preservación del equilibrio de la naturaleza, los jóvenes búlgaros aprendieron otra lección más: que los kilómetros no son lo que determina la proximidad entre las personas. Alessandro Masacci, que colabora actualmente en el proyecto, antiguo alumno de la escuela de Roma y actor graduado, afirma que en el proceso de trabajo nacen relaciones amistosas:
"Seguimos en contacto con la gente del proyecto anterior, de hace 6 años, nos escribimos, hablamos por teléfono y compartimos ideas. Estos proyectos son muy útiles. Pasamos casi todo el día juntos y se crea una energía muy positiva que sigue ahí después, a lo largo de los años".
Y Elitsa Pavlova, del Bachillerato Bilingüe Inglés, nos cuenta cómo se reúnen todos después del día de trabajo, para hablar de sus impresiones del día, pero también de la vida en Italia y Bulgaria. "Es muy interesante la comunicación con ellos", comparte la alumna de Sofía, añadiendo su experiencia personal a la hora de socializar con sus compañeros de Roma:
"Tenemos muchas cosas en común. Les preguntamos cuáles son sus comidas búlgaras favoritas: les gusta el yogur búlgaro y se preparan mekitsi con queso búlgaro para desayunar. Ellos conservan su lado búlgaro y es muy interesante ver que aún estando en el extranjero viven como nosotros y les gustan las mismas cosas".
Bulgaria no es extraña para los búlgaros de Roma, aunque muchos de ellos hayan nacido fuera. Volver aquí es siempre emotivo para ellos, ya que les brinda la oportunidad de comunicarse en su lengua materna, hacer nuevas amistades y llevarse recuerdos inolvidables. El grupo de la Escuela Dominical Búlgara “Asen e Iliya Peykovi” ya ha regresado a la capital italiana pero todavía aguardan los próximos desfíos de este proyecto, que les llevarán a Copenhague.
Autor: Desislava Shapkarova
Versión en español: Alena Markova
Fotos: Facebook/Escuela Dominical Búlgara "Asen e Iliya Peykovi" de Roma
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