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La generosidad de los donantes en Bulgaria

Recientemente en el mercado del libro búlgaro salieron los tres volúmenes de la enciclopedia “La donación. Fondos y fundaciones de donantes en Bulgaria (1878 -1951)”. Es una importante obra que presenta notables ejemplos de actos benéficos que coadyuvaron a la construcción del Estado búlgaro moderno tras la liberación del país de la dominación otomana, en 1878, y hasta mediados del siglo XX. La enciclopedia presenta, asimismo, la personalidad de los donantes, así como las razones que los motivaron a apoyar con donaciones el progreso espiritual de la nación. Aparte de los ricos comerciantes y empresarios, en la edificación del nuevo Estado búlgaro se involucraron muchos búlgaros llanos, intelectuales, representantes del clero ortodoxo y funcionarios públicos.

Evlogui Gueorguíev
Todos llevaban en sí la energía, la visión y la moral de las grandes figuras del Renacimiento Nacional búlgaro (finales del siglo XVIII y principios del XIX), dice Rositza Stoyánova del Instituto de Investigaciones Históricas de la Academia de Ciencias de Bulgaria, miembro del equipo que hizo la compilación de la información recogida en los tres volúmenes de esta enciclopedia. Después de la liberación nacional, en 1878, las primeras grandes donaciones fueron hechas a favor del desarrollo de la educación. Los objetivos eran claros: formar una elite intelectual altamente educada, mejorar el sistema educativo, aumentar el número de los centros docentes y equiparar su nivel al europeo. Los donantes nativos creían que esas eran las condiciones que garantizarían la prosperidad de la nación. Las postrimerías del siglo XIX fueron el período en que se hicieron las mayores contribuciones en beneficio de la educación, señala Rositsa Stoyánova. Un ejemplo destacado es la donación hecha por el adinerado comerciante búlgaro Evlogui Georgiev para la construcción del edificio de la Universidad de Sofía.

Dimitar Jadjívasilev
Hubo, además, muchos otros benefactores
- continúa Rositsa Stoyánova -. Algunos eran personas acomodadas no sólo según los estándares búlgaros, y hacían negocios también en el extranjero. Por ejemplo, Dimitar Jadjívasilev, un comerciante de la villa danubiana de Svishtov, que financió la construcción del magnífico edificio de la Escuela Media de Comercio en su ciudad. Otro comerciante, Kuzma Tríchkov, de la ciudad de Vratza (noroeste de Bulgaria), hizo una enorme donación a las escuelas locales. La Escuela Técnica Media de la ciudad de Gábrovo (Bulgaria central) fue construida con medios donados por Nikola Vasilidi, residente en esa ciudad, etc. A modo de ejemplo, quisiera señalar que en el período de 1942 a 1943, el Ministerio de Educación Pública gestionó 207 fondos de donaciones y la Academia de Ciencias de Bulgaria, otros 63, centrados en la ciencia.

Dimítar Kudoglu
A inicios del siglo XX, y sobre todo en el período que siguió a las tres guerras en que Bulgaria participó entre 1912 y 1918: (las dos balcánicas y la Primera Guerra Mundial,) se intensificó la tendencia social en las donaciones,
prosigue Rositsa Stoyánova. Parte de éstas se hacían en forma de becas en beneficio de niños talentosos pero de familia pobre para que continuaran sus estudios. En los años veinte y treinta del siglo XX se hicieron las mayores contribuciones para fines sociales - añade Rositsa Stoyánova. En 1926, por ejemplo, Dimitar Kudoglu, un rico comerciante de tabaco de Plóvdiv (centro sur de Bulgaria) hizo una donación importante para la construcción de un dispensario en esa ciudad. Además, para contribuir a su mantenimiento, el comerciante donó dos almacenes de tabaco. Con el dinero de los benefactores y con apoyo estatal y municipal fueron construidos muchos orfanatos públicos y residencias de ancianos solitarios; fueron abiertos, también, comedores gratuitos y campamentos de verano para escolares.

Rositsa Stoyánova evoca la interesante historia del surgimiento de los comedores escolares para niños pobres, un buen ejemplo de la interacción entre donantes privados, organizaciones públicas, el Estado y las municipalidades. La iniciativa surgió a finales del siglo XIX entre los maestros y los médicos que estaban más cerca de los niños, conocían mejor sus necesidades y eran testigos de su pobreza. Fue entonces cuando se crearon las primeras asociaciones para la apertura de los comedores escolares gratuitos. El Estado apoyó la idea a través del Ministerio de Educación Pública. Era lógico que lo hiciera ya que en aquel entonces encabezaban el Ministerio de Educación algunos de los intelectuales y políticos más importantes del país como el Prof. Iván Shishmánov (renombrado lingüista, folclorista y escritor), Iván Gyuzélev (pedagogo, matemático y político), Konstantín Velíchkov (escritor y político), etc. Con los medios reunidos y con esfuerzos conjuntos, primero en las ciudades, y a partir de 1920 también en las aldeas, fueron abiertos gran número de tales comedores. Fue creada una amplia red de refectorios escolares gratuitos. Entre 1940 y 1941, por ejemplo, en el país funcionaban 3829 comedores escolares.

Las principales instituciones que administraban los fondos de los donantes eran el Ministerio de Educación Pública, la Academia Búlgara de Ciencias y la Universidad de Sofía. Por otro lado, adjunto a cada gran escuela o liceo en el país había unos 15 a 16 fondos con fines benéficos, señala Rositsa Stoyánova. Las donaciones individuales cesaron después de 1944, cuando en Bulgaria se estableció un régimen pro-comunista. A partir de aquel momento el Estado se hizo cargo de las necesidades sociales de la comunidad.

Con una serie de actos legislativos aprobados entre 1946 y 1952, los fondos y las fundaciones benéficas fueron cerrados, en tanto que sus bienes fueron confiscados por el Estado – prosigue Rositza Stoyánova -. Es cierto que gran parte de los edificios y los fondos fueron destinados a fines sociales, pero hay aspectos de índole puramente moral y espiritual que son no menos importantes. De hecho, al nacionalizar los bienes fue incumplida la voluntad de los donantes. Por otro lado, la idea de la donación y la caridad se devaluó. El Estado se convirtió en el único benefactor y para el ciudadano se hizo ajena la idea de que algo dependía de él.

Las donaciones individuales en Bulgaria experimentan un renacimiento tras los cambios democráticos en el país iniciados en 1989. Las generaciones futuras valorarán sus dimensiones e importancia.

Versión en español por Daniela Radíchkova
По публикацията работи: Milka Dimitrova


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