Políticos búlgaros han reaccionado con fuerza a la declaración del presidente ruso, Vladimir Putin, de que el alfabeto eslavo llegó a Rusia desde tierras macedonias. Putin expuso esta tesis en Moscú, en una reunión con su homólogo macedonio, Gueorgui Ivanov, y sus palabras fueron citadas en la página web del Kremlin. por este motivo la ministra de Asuntos Exteriores, Ekaterina Zaharieva, ha comentado en Facebook que la creación del alfabeto tuvo lugar por voluntad y participación del Estado Búlgaro, y que casualmente el rey Borís I aparece en todos los libros antiguos como rey Borís Mijail-Bautista. Recordando que hace cinco años Kyril, el patriarca de Moscú y de toda Rusia, declaró que la cultura escrita fue llevada por búlgaros, Zajarieva añadió que "gracias a Bulgaria el alfabeto cirílico ya está en los billetes de la moneda única europea". El ministro de Cultura, Boil Banov, manifestó su sorpresa por las palabras del presidente ruso, y pidió más respeto hacia la Historia.

Anoche, en una recepción de gala con motivo del 24 de mayo, Día de la Cultura y Educación Búlgaras y del Alfabeto Eslavo, el presidente Radev declaró que "las letras, la lengua y la cultura son nuestro hogar común". Con motivo del 24 de mayo el patriarca Neófito llevó a cabo una oración pública por el éxito de los estudiantes y por todos aquellos que toman parte en la educación, la ciencia y la cultura. En Sofía se celebró una procesión en la que participaron el presidente, representantes del Parlamento, ministros, miembros de la Academia Búlgara de Ciencias y estudiantes y profesores universitarios. Se colocaron guirnaldas y ofrendas florales en el monumento a los creadores del alfabeto eslavo, los santos Cirilo y Metodio, que en 1980 fueron declarados por el Papa Juan Pablo II co-patronos de Europa.

Mañana una delegación búlgara encabezada por el presidente Radev será recibida en el Vaticano por el Papa Francisco, y en Roma el Jefe de Estado visitará lugares sagrados para los búlgaros como la basílica de San Clemente, en la cual se encuentra la tumba de San Cirilo, y la iglesia San Paolo alla Regola, prevista para el culto de la comunidad búlgara en la capital italiana, así como la basílica de Santa María la Mayor, donde en el siglo IX el Papa Adriano II bendijo el alfabeto búlgaro, los libros búlgaros y la labor de los santos hermanos Cirilo y Metodio.