Es suficiente tan sólo una visita a la región de Tran para enamorarse del lugar. Sobre el pasado y el presente de este “diamante sin cortar” de Bulgaria habla Asén Mladenov, lugareño de esa región, cuya familia ha estado viviendo allí durante nueve generaciones, y también patriota de su tierra. Durante 30 años ha ido recopilando palabras y expresiones típicas de la lengua vernácula y ha creado un diccionario único en su género, Las Palabras de Tran, que contiene 8.300 vocablos de diferentes áreas de la vida.

Empezando por el campo, el bosque, las herramientas, la demonología, el mundo animal y vegetal; lo he recogido todo –dice Asén Mladenov– . Recopilando las palabras para el diccionario, llegué al arado. Le pregunté a un primo mío, de 94 años de edad, sobre uno de los elementos del arado. Me miró y dijo: “Oye, eso lo sabía pero se me ha olvidado. Hay que preguntarle a algún anciano”. Ese es un ejemplo del optimismo de los habitantes de la zona de Tran.

Tal vez ese optimismo les dio a los habitantes de la región fuerzas para sobrevivir a los peores períodos de la historia de Bulgaria que han tenido un efecto desastroso en esa parte del país. En el mapa de la zona Mladenov enseña dónde fue trazada la nueva frontera entre Serbia y Bulgaria en 1919, según el Tratado de Neuilly, firmado después de la Primera Guerra Mundial entre el entonces Reino de Bulgaria y las potencias vencedoras en aquélla. Fue entonces cuando Bulgaria perdió una parte considerable de su territorio, incluidas de 10 a 12 aldeas en la región de Tran que quedaron dentro de los límites de Serbia. Sobre cómo se trazó la frontera Asén Mladenov cuenta lo siguiente:

Iban por nuestra cresta y uno de los trazadores, un francés a caballo y con un bastón, decía: “Donde plante mi bastón, allí será donde pasará la frontera”. En la aldea de Stresimírovtsi, donde en la actualidad se encuentra el puesto fronterizo con Serbia, hay una casa dividida en dos, a cada lado de la frontera. Lo mismo ocurre también en otras aldeas. En aquel entonces yo no había nacido todavía pero sí soy testigo de las primeras veces, en 1956, que se permitió que personas de ambos lados de la frontera se vieran. Eran momentos muy emotivos, cuando familias que estaban separadas se podían encontrar.

Hoy en día la población de Tran ronda los 4.400 habitantes pero hubo tiempos mejores cuando la situación era diferente. En los años entre las dos guerras la población era de 56.000 habitantes. Sin embargo, el aire por esos lares es maravilloso.



Gracias a la naturaleza, la comida sana y el silencio en Tran hay mucha gente longeva. No obstante, pese a los recursos naturales y el patrimonio arqueológico, desde la época socialista hasta hace poco la región de Tran se quedaba al margen de los planes de desarrollo del país.

Las causas que hicieron que la gente abandonara la región de Tran fueron dos. La primera de ellas, las granjas cooperativas en el período de 1954a1956. Mucha gente no se resignó con la confiscaciónde suspropiedades y se fue. El segundo golpe advino cuando la siguiente generación, a la que pertenece el propio Asén Mladenov, abandonó la regiónpara irse a trabajar en las empresas industriales en las grandes ciudades del país.

La gente de la región de Tran es muy laboriosa. En otras épocas los hombres se iban a trabajar al extranjero durante el verano pero en invierno regresaban con sus familias. En los años entre las guerras en cada hogar nacía un promedio de 7 u 8 niños. En verano las mujeres cuidaban de la prole y el ganado, iban a trabajar en el campo, y en invierno tejían.

En la región de Tran es vigente el lema que está escrito en la fachada de la Asamblea Nacional (el Parlamento búlgaro), que reza“La unidad hace la fuerza”.

A la gente de aquí le gusta echar una mano –asegura Asén Mladenov– . Cuando alguien empieza a construir una casa u otra cosa todo el vecindario se congregapara ayudar y así terminar más rápido la obra. Después de las guerras, primero se ayudaba a las viudas”.

Cada aldea de la región tiene sus propios maestros artesanos, especialistas en un oficiodeterminado que se reúnen en brigadas cuando se da el caso. “Constructores de nuestra región edificaron en su tiempo el Palacio de Justicia, y también el Palacio Real en Sofía, termina diciendo Asén Mladenov.

Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: Miglena Ivanova y archivo personal de Asén Mladenov