“¿Y a este cervatillo, quieres comprarlo también? Te lo doy por sólo dos euros con 50 céntimos”. Tan inesperada oferta recibió un hombre que fue al mercado a comprar hongos. El hombre extendió su mano hacia la bolsa de plástico y, al abrirla, vio adentro a un cervato recién nacido horrorizadodel susto. Felizmente, esta historia no termina en la sartén. Tras breve forcejeo y una pequeña lesión, el hombre al final consiguió coger el bebé y lo entregó a la Fundación Animales Salvajes donde Neli –como llamaron al animalillo– recibe la atención adecuada.

Sin embargo, resulta que éste no es un caso aislado.

La Fundación recibe avisos de todo el país sobre anuncios de venta ilegal de animales salvajes. En concreto para los cervatillos tenemos incluso información de que hay personas que van de forma organizada al bosque para buscar tales crías para luego venderlas, dice Lubomila Krivoshíeva, creadora de la Fundación Animales Salvajes que reúne a voluntarios que se dedican al tratamiento de animales salvajes heridos y huérfanos.

¿Cuál es la reacción de las respectivas autoridades en semejantes casos? Pues, las mismas no reciben ninguna denuncia.

La gente no está acostumbrada a encauzar sus denuncias a los órganos concretos con el fin de prevenir tales crímenes. Es algo que debemos crear como un hábito; cuando se ve algo hay que reaccionar, informar a quien pueda hacer algo en el momento en que se delinque, no después, avisa Lubomila.

Lamentablemente, no son pocos los casos cuando la gente, al encontrar un animal salvaje herido, impulsada por buenas intenciones lo priva de la oportunidad de sobrevivir sólo por el mero hecho de no conocer sus hábitos.

Nuestra información sobre los animales se basa en los cuentos que hemos leído de niños– explica Lubomila– . Y en los cuentos hay muchas cosas erróneas, escritas de manera sutil, presentadas de color rosa. Por ejemplo, en los cuentos dice que los erizos toman leche o que si se crían erizos en el jardín éstos matarán a las serpientes. En primer lugar, las serpientes no sondañinas como se les describe. En segundo lugar, no hay que contar con que los erizos vayan a perseguir y matar a las sierpes.

Encontrando a un animal herido la gente crea una relación emocional con él y, a menudo, se suele engañar a sí misma y decide luchar por sus propias fuerzas por la vida de aquél hasta el final. Sin embargo, la cría de un animal salvaje es algo muy específico que raras veces se le da a quien nunca lo ha hecho, afirma Lubomila y agrega: La crianza de animales salvajes en casa es ilegal. Además, no sólo hay que alimentarlos, sino también prepararlos para la vida en libertad. Cuando nos topamos con un animal en apuros la reacción más apropiada es contactar a alguien que pueda ofrecernos ayuda profesional, aconseja.

Lubomila dedica su vida a los animales desde pequeña.

Para mí, el contacto con los animales es como comunicar con semejantes. Más bien me identifico con aquéllos que con las personas, dice. Es así, de manera natural que nació la Fundación. Sin embargo, el problema con la financiación de esta actividad es complicado, por eso la joven apuesta principalmente por la ayuda de voluntarios.

Lubomila sueña con obtener un terreno donde pueda construir un centro de rescate de animales salvajes.

Nuestra actividad se ha extendido mucho. Acogemos a más de 3000 animales al año pero contamos con un recinto estrecho; estamos cobijados en una clínica veterinaria privada en Sofía. Llevamos ya 5 años negociando con el Ayuntamiento de la capital del que nos han ofrecido respaldo de principio pero las cosas ocurren de forma muy lenta.

Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: wildanimals.bg