La petición de moción de censura al Ejecutivo, por fallos en la Salud Pública, promovida por el opositor Partido Socialista Búlgaro, preparada durante más de un mes y debatida en el Parlamento de Bulgaria durante más de tres horas el viernes pasado, fue rechazada este miércoles, con rapidez y casi sin obtener repercusión pública. Es que el interés por su votación no era importante por el fracaso preanunciado de esta moción pero se volvió casi nulo por desviarse la atención hacia las enésimas tensiones internas en el seno de la coalición gobernante.

Paralelamente a la votación de la moción de censura, en la mañana del miércoles, 24 de octubre, el Consejo de Coalición de los socios en el Gobierno el partido GERB y los Patriotas Unidos, fue examinando con carácter de urgencia, qué se podía hacer para paliar la importante indignación pública generada por la escandalosa declaración del viceprimer ministro, Valeri Simeonov, de que las madres de hijos con discapacidad, que pretendían adecuada asistencia por parte del Estado, abusaban de la exhibición ante el público de sus “hijos dizque enfermos”. Escandalizado por esa declaración, hasta el copresidente de los Patriotas Unidos, Volen Siderov, quien lidera el partido Ataka, insistió en apartar a Valeri Simeonov no sólo de su cargo de viceprimer ministro, sino también del puesto de copresidente de la coalición de los Patriotas Unidos, pero los dos formaciones restantes de esta coalición, el partido VMRO y el Frente Nacional por la Salvación de Bulgaria resolvieron, de momento, no expulsar a Simeonov de esta coalición, para que no se les recriminara de “partir” el voto de los Patriotas Unidos. Sin embargo, rechazaron al mismo tiempo, de plano, el deseo de Siderov de que fuera él cabeza de lista de la coalición de cara a las elecciones europeas hecho que, a juicio de muchos observadores, hará que Siderov abandone esta coalición. Presionado por el extraordinario Consejo de la Coalición entre el partido GERB y los Patriotas Unidos, Valeri Simeonov presentó sus disculpas a todos “los que se hayan ofendido o se hayan sentido ofendidos” por sus declaraciones. Las excusas por lo que había dicho el viceprimer ministro las había formulado varios días antes desde Bruselas, personalmente Boiko Borisov, primer ministro de Bulgaria, mientras las madres en protesta reclamaban la dimisión de Valeri Simeonov.

En virtud de los cambios preparados en la Ley para las personas discapacitadas, en la primavera del próximo año se reunirá un Consejo Nacional para la Integración Social de esas personas , presidido por el viceprimer ministro responsable de la Política Demográfica y la Economía, como es el propio Valeri Simeonov.

Las tensiones en el seno de la coalición en el poder parecen, de momento, mitigadas pero no superadas. Su arreglo en los próximos meses coincidirá con las consultas políticas del titular de Salud Pública con vistas a reformar el enfermo sistema sanitario nacional. Por ley no puede promoverse en los próximos seis meses una moción de censura sobre el mismo tema. Si una moción de censura sobre otro tema fuera promovido por la oposición resultaría muy improbable que aquélla pudiera prosperar. Y es  que al cabo de casi  tres décadas de una democracia contradictoria, no ha fructificado en Bulgaria ni una sólo moción de censura. En la historia más reciente hay efectivamente una sola moción de censura obtenida, pero ha sido a consecuencia de la petición de moción de confianza por parte del primer gobierno de la Unión de Fuerzas Democráticas, al frente con Filip Dimitrov. A fecha de hoy, empero, no hay indicio alguno de que aquel caso único en su género se pueda repetir.

Versión en español por Mijail Mijailov