La necrópolis de Silistra es casi una ilustre desconocida en Bulgaria pese a haber sido el primer monumento nacional de la cultura inscrito como tal ya en el año 1948.El escaso conocimiento sobre la necrópolis se debe al hecho de que hasta no hace mucho no se admitieran turistas a su interior debido a la gran cantidad de humedad que destruye los frescos. Sin embargo, ahora tras instalarse un nuevo sistema de aire acondicionado, ya se han vuelto posibles las visitas turísticas, previa solicitud cursada al Museo regional de Historia. La necrópolis de Silistra resulta única en su género por los frescos que atesora. Aparecen en ellos figuras geométricas, figuras de animales y seres humanos, escenas de cacerías y hogareñas. El estilo de su factura se enmarca en las tradiciones del helenismo y su creación pictórica trae los rasgos característicos de la época del emperador romano Constantino. Este monumento arqueológico fue descubierto por mera casualidad en el año 1942, en los suburbios meridionales de la danubiana ciudad de Silistra, en la que se situaba la antigua necrópolis de Durostorum, una de las más importantes ciudades romanas antiguas en el curso inferior del Danubio, en los siglos II al IV. La necrópolis está construida con ladrillos y su entrada da al este .En ella sobre un zócalo blanco se encuentra colocado un friso compuesto por 11 campos rectangulares ,en un marco de color teja. La profusa decoración con frescos hace suponer que se trata de la necrópolis de un noble romano. El campo central se encuentra ocupado por la figura del amo, de cuerpo entero, y, a su lado está su esposa. En los campos restantes del friso aparecen recreados sus nueve criados que sujetan en sus manos elementos de la indumentaria de patricio del amo ,como también una pareja de palomas y pavos reales bebiendo agua viva de la vida eterna de un gran florero. Los frescos sugieren que aquel patricio fue un pagano que vivió en el límite entre el fin del paganismo y la aparición del cristianismo.