Pocos días después de las elecciones europeas celebradas en Bulgaria el 26 de mayo, la incógnita sobre la composición del nuevo Parlamento Europeo (PE), la formación de una mayoría estable, una Comisión Europea operante y las perspectivas para el desarrollo de la Unión provocan una multitud de análisis y discusiones, pero las interrogantes todavía parecen superar las respuestas. Son necesarios una evaluación y un análisis sobrios, libres de parcialidades y disputas políticas. Por ello en la Casa de Europa en Sofía se celebró una conversación honesta bajo el lema “Elecciones europeas 2019: ¿qué viene después?”, patrocinada por la Oficina del Parlamento Europeo en Bulgaria. Participaron en la discusión Ingrid Shíkova, experta en políticas de la UE, el politólogo Vladimir Shopov y Marchela Abrásheva, directora regional para Bulgaria de la agencia Kantar, parte del grupo WPP, líder mundial en estudios de mercado, investigación y análisis. Esta Agencia está realizando un sistema de investigaciones muy importante, en el que se basan casi todos los análisis y comentarios dedicados a lo que sucede en la Unión Europea (UE), el Eurobarómetro.

Uno de los aspectos más destacados en el debate fue la participación de los votantes búlgaros porque, en el contexto de la actividad sin precedentes del 51% dentro de la UE, en Bulgaria este porcentaje fue acentuadamente inferior, un 33,27%. En opinión de Marchela Abrásheva, la escasa participación electoral en este país no es una expresión de euroescepticismo o una crítica, sino más bien un diagnóstico de la realidad política búlgara y una falta de confianza de que el voto búlgaro pueda importar en Europa:

Creo que, más allá del contexto político interno que condicionó esta baja participación electoral, mientras más rápido el debate público búlgaro comience a salir de la situación en la que nos percibimos como un país pequeño del cual nada depende, mejor podremos cambiar esta imagen.

Ingrid Shíkova describió la renuencia de los búlgaros a ejercer su derecho de voto como una crisis de confianza en la política, los políticos y las personalidades que pugnan por granjearse la confianza del electorado nacional. Esto, en mayor o menor medida, se aplica a toda la UE, pero lo positivo es que los ciudadanos europeos han creado un instinto de conservación que los hace pretender una Unión que los defienda. En conclusión, Ingrid Shíkova señaló:

¿Cuál es mi conclusión fundamental en relación con la baja participación electoral en Bulgaria? Soy testigo de que la Oficina de Información del Parlamento Europeo en Sofía y mis colegas han desplegado esfuerzos increíbles por recorrer el país e ir esclareciendo lo importante que es votar. La verdad es que esto no ha sido suficiente. Mi mensaje, concretamente sobre Bulgaria, es que necesitamos todavía ser mejor instruidos en el tema de los asuntos europeos. Debemos continuar la misión que hemos acometido de trabajar con las personas jóvenes.

Tras quedar analizadas las causas por estos resultados, cabe abordar también las consecuencias que éstos implican. A juicio del politólogo Vladimir Shopov, el nuevo PE semejará más bien un Parlamento nacional. Se observará una fragmentación más acentuada no simplemente por el número de los partidos políticos, sino por el hecho de que en la propia Eurocámara sus partes relativas se irán aproximando unas a otras. Este hecho dificultará excesivamente el funcionamiento del PE. Según Shopov, la siguiente mayoría parlamentaria quedará constituida por una mega coalición excesiva que contará con un programa común, pero en las labores a diario del PE seremos testigos con frecuencia de multitud de coaliciones diferentes en lo tocante a determinados temas. En este sentido resultará sumamente interesante ver quién encabezará el PE y cómo gestionará esta compleja coalición.

Versión en español de Daniela Radíchkova