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Un documental sobre el profesor Dimitar Atanasov nos recuerda la “historia perdida” de Bulgaria

Antoaneta Bachúrova: el diálogo sobre el anti-comunismo no está pasado de moda, ni debe terminar

Foto: VIP MEDIA Film

“Y no hay camino, ni hay tren - sino que, cual guijarro desprendido, permaneces parado apretando en tu mano el tallo arrancado, hasta la raíz ”. Este verso del poeta búlgaro Boris Hristov, parte de su poema “Parada cardíaca”, ha sido hoy la inspiración para el título de una historia cinematográfica. Una historia sobre el pasado de Bulgaria, sobre la memoria, el olvido y sobre el papel de la educación en nuestro camino hacia un futuro más prometedor.

A finales del pasado mes de agosto, como parte de la programación del 39º Festival de las Artes "Apollonia", fue proyectado en la ciudad de Sozopol el documental "Arrancados de raíz" - el último proyecto cinematográfico de Antoaneta Bachúrova y Vladimir Lyutskanov. Se trata de un relato dramático sobre aquellos grandes acontecimientos históricos cuyas consecuencias, aunque pasen desapercibidas en nuestras conversaciones, nos siguen afectando aun en el siglo en que vivimos. Esta película cuenta la historia del notable científico búlgaro, el prof. Dimitar Atanasov Strigachev, que completó sus estudios en Estados Unidos para convertirse más tarde en fundador de las bases de la fitopatología búlgara, en fundador de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Sofía, y en un científico con una irreprochable contribución a la ciencia mundial.

El prof. Dimitar Atanasov como estudiante en EE. UU., 1919

Con apenas 23 años, este búlgaro nacido en el pueblo de Gramada, Vidin, se convirtió en el primer agrónomo búlgaro en graduarse en una universidad estadounidense, en la Facultad de Agricultura de la ciudad de East Lansing, Estado de Michigan. Se graduó con matrícula de honor, terminando sus estudios en tan sólo dos años y medio, en lugar de los cuatro que duraba la carrera. Esto le abrió las puertas para realizar trabajos de investigación en el Departamento de Fitopatología de la Universidad de Wisconsin, donde hizo descubrimientos fundamentales en el campo de las enfermedades de las plantas. Entre los años 1918-1919, como resultado de sus trabajos científicos, recibió el título de maestría, y fue nombrado asistente en la universidad convirtiéndose así automáticamente en ciudadano estadounidense.

Los dos siguientes años, Atanasov se estuvo especializando en el Instituto Biológico de Agricultura y Silvicultura de Berlín y, posteriormente, estuvo trabajando otros 4 años en el Instituto de Fitopatología de Wageningen, Países Bajos, donde conoció además a su futura esposa. En 1925, el prof. Atanasov y su familia regresaron a Bulgaria donde fue invitado a convertirse en docente universitario, siendo el primer profesor de fitopatología en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Sofía "San Clemente de Ohrid". En seis meses consiguió una subvención de la Fundación Rockefeller para la finalización de la obra de la facultad de agronomía (el edificio de la Facultad de Biología, de la Universidad de San Clemente de Ohrid, situado al lado del edificio del la Radio Nacional de Bulgaria).

La guionista y co-directora de "Arrancados hasta la raíz", Antoaneta Bachúrova, menciona apenada que hoy en día apenas hay estudiantes en esta facultad que sepan quién fue el profesor Dimitar Atanasov:

Antoaneta Bachúrova

“El profesor Atanasov es uno de aquellos búlgaros olvidados casi por completo, pese a su enorme contribución a la edificación país búlgaro en aquellos infames primeros 30 años del siglo pasado. En aquel entonces Bulgaria, recién recuperada de la catástrofe nacional tras la Primera Guerra Mundial, empezó a llamar de vuelta a todos aquellos hijos suyos que fueron enviados a estudiar al extranjero. Y ellos, todos, regresaron para reconstruir su patria. Desgraciadamente, el destino del profesor Atanasov es similar al del resto de representantes de la elite intelectual, espiritual, económica y política de esos tiempos en Bulgaria, que, con la llegada del régimen comunista, en 1944-1945, quedaría completamente devastada - física o psicológicamente. Este sería el único agradecimiento que recibirían estos búlgaros a cambio de todo lo que hicieron por su país.

Es por eso que debemos contar las historias de estos hombres, que antaño fueron reconocidos mundialmente por sus logros y, sin embargo, están siendo olvidados en la actualidad. Es importante perpetuar el diálogo sobre el anti-comunismo que no está, de ninguna manera, pasado de moda. Esto es lo que viene a decir nuestro documental, y otros muchos que ya existen sobre este tema.

Porque lo que no ha ocurrido o lo que desconocemos, es a menudo la explicación de muchas de las cosas que nos ocurren hoy día”, explicó Antoaneta Bachúrova en el programa “Artefir”, de BNR.


El profesor Dimitar Atanasov es el autor del primer libro de texto sobre fitopatologías en los Balcanes, que ha sido traducido al rumano y al serbio. Fue él quien formó a los primeros especialistas de los Balcanes en este campo científico. Investigó las enfermedades virales de las plantas y publicó más de 100 artículos científicos en el campo de la fitopatología. Como ministro de Agricultura en el gabinete de Gueorgui Kyoseivanov (de noviembre de 1935 a julio de 1936), el profesor Atanasov creó, basándose en el ejemplo canadiense, la primera Ley de protección de la naturaleza autóctona, y le otorgó al monte Vitosha el estatus de "Parque Nacional".


Después del golpe de 1945, Atanasov fue declarado fascista debido a sus vínculos con los Estados Unidos y con Europa occidental. Fue despedido de la Facultad de Agricultura de Sofía y su familia fue trasladada a Pleven y sometida a represión política. Dimitar Atanasov murió el 14 de julio de 1979, en Sofía.

"Hoy en día, la historia de estos búlgaro sigue viva a través de sus hijos", comenta Bachúrova. La trama de "Arrancados de raíz" gira, precisamente, en torno a la hija del profesor, Elena Atanasova, ya fallecida, cuyo sueño era que la gente supiera toda la verdad sobre su padre. Su libro biográfico "Cuando dejamos de callar", sirvió como base para escribir el guion de la película que va más allá de los modelos del cine documental histórico. La historia es relatada de forma muy emotiva, personal y conmovedora para que pueda llegar a los espectadores”, nos cuenta Antoaneta Bachúrova.

Los relatos de Elena Atanasova fueron completados póstumamente, y su juventud ha sido recreada con la participación de dos jóvenes actrices. "Al terminar de ver la película, estas dos muchachas, hijas del siglo XXI, quedaron impresionadas y admitieron que desconocían esta faceta de la historia reciente de Bulgaria", comparte Antoaneta. Este detalle la convence, por enésima vez, de que algo debe cambiar en Bulgaria, a nivel de sistema educativo - y que estas verdades deben ser incluidas en los libros texto de historia. "Los niños búlgaros deben conocer su pasado", declara rotundamente Antoaneta Bachúrova:

"Si esperamos a que se reescriban los libros de texto, eso puede llevar una eternidad. Ya existen películas como la de Adela Péeva y la nuestra que pueden servir como una lección transparente de historia. El cine es un arte que llega a todos nuestros sentidos. Y, si lo más importante en la política de un país es la educación, ésta, por su parte, va de la mano con la cultura”.

Este es el espíritu que lleva a la guionista a escoger el título de la película, inspirándose en los versos del poeta Boris Hristov:

“Me gustó emplear su imagen para representar al héroe búlgaro. En un punto de la trama se representa la destrucción del jardín botánico que él mantenía por su cuenta, en las cercanías del pueblo de Mramor, en la localidad de Sofía. La cosecha del jardín era donada a diferentes fincas en el territorio de Bulgaria. Al ser tachado de fascista por sus vínculos con el mundo occidental, este jardín no sólo fue confiscado por el estado, sino que toda su vegetación fue arrancada de raíz, y destruida. A un nivel más metafórico, esta es, por supuesto, una representación de la Bulgaria que nos fue arrebatada - y que debía habernos pertenecido. Arrebatada, sin haber culpables, y sin haber diálogo alguno, tantos años más tarde”, cuenta la directora.

En conclusión: es necesario que continuemos hablando de estos temas - del menosprecio al comunismo - como un factor importantísimo en la situación que estamos viviendo hoy. Debemos continuar el diálogo de la “Bulgaria perdida” - de aquellos jardines, “arrancados hasta la raíz”.

Entrevista original de Tanya Dimova con Antoaneta Bachúrova en el programa Artefir, de Radio Hristo Botev, BNR (en búlgaro)

Versión en español: Alena Markova

Fotos: VIP MEDIA Film, Facebook /Antoaneta Bachurova



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