En los niños de hoy se están depositando grandes expectativas tanto por parte de la familia y los profesores como incluso por parte de toda la sociedad. Mientras, el sistema de enseñanza en vez de ayudarles a que se formen como personas felices y preparadas para la vida, coloca a los alumnos en unas condiciones de rivalidad y estrés por las cualificaciones subjetivas que desplazan el acento del sentido verdadero de la enseñanza escolar. Numerosos padres modernos han coincidido en sacar una conclusión similar tras chocar con las normas y conceptos anquilosados en la Educación nacional.

Pepa Chavdarova, psicóloga diplomada, movida por la convicción de que existían otras formas, mejores, para transmitir experiencia y saber a los niños organizó unos años atrás el primer campamento de verano para niños en la ciudad renacentista búlgara de Koprivstitsa. Ella misma, que nació y se crió allá, sabe cuán importante es para cada persona joven ser educada en el espíritu de patriotismo y de las virtudes humanas universales. Consciente de que la ciudad de Koprovstitsa, distante 100 kilómetros de Sofía, no se puede visitar ni recorrer en una sola jornada, Pepa asumió el compromiso de llevar a la villa a un mayor número de niños, invirtiendo en ello los días de sus vacaciones de verano. Llamó la iniciativa “Escuela renacentista “Soy un bulgarito” y por medio de la misma consiguió atraer como ayudantes y correligionarios a la mayoría de trabajadores museísticos de la localidad. Cada verano éstos acogen a los niños y les cuentan la historia de esta localidad renacentista, llamada con razón “La cuna del Renacimiento búlgaro”.



Quisiéramos conservar el espíritu búlgaro y las tradiciones nacionales y, al mismo tiempo, enseñarles a los niños cosas útiles de la vida, dice Pepa Chavdarova y agrega:

Nos alojamos en una casona en Koprivstitsa, tiene un patio extenso, rodeada por altos pétreos muros, con tres portales. Es la casa de Stariradev famosa por su arquitectura autóctona. La alquilamos por ser muy adecuada para un campamento de verano como el que nosotros organizamos. Procuramos que nuestro grupo no exceda de 30 personas, es que no me agrada el modelo de los campamentos multitudinarios. Lo más importante para mí es poder ofrecer un trato y una atención personales a cada niño. Nuestra idea apunta a conservar la función social de lo que estamos haciendo y por esto., a lado de los niños de padres más acaudalados, contamos con plazas determinadas para los hijos de familias privadas de posibilidades .Esos niños frecuentemente están siendo criados por sus abuelas y abuelos de edad avanzada. Tenemos en nuestro campamento a chiquillos procedentes de distintos grupos sociales y étnicos y los educamos en un espíritu de tolerancia. Intentamos mover a todos a que aprendan a convivir y aceptar las distinciones que hay entre ellos. Para nosotros un niño es un niño independientemente de su estado social, de los apuros temporales que pasan sus familias, de las escasas capacidades de sus padres. Lo que pretendemos es que en este campamento esos chicos se sientan bien tal y como se sentirían si estuvieran en el seno de una familia normal. Procuramos, aunque sea en días contados, propiciarles a los chiquillos un ambiente adecuado, similar al familiar.

Por medio de su experiencia de psicóloga ya en los primeros días del campamento de Verano Pepa Chavdarova consigue impulsar a los niños a que vivan y trabajen en equipo. El éxito se ha basado en unas reglas claras y precisas válidas para todos por igual. No es uno solo el objetivo que se ha planteado esta Escuela Renacentista. A veces una decena de días bastan para que los chicos aprendan a reflexionar lógicamente, a desvelarse los unos por los otros, a ser útiles para sí mismos y para el resto de sus compañeros.

Les enseñamos la historia tal y como ha sido de verdad, y no tal y como la describen escuetamente en los libros de texto, dice Pepa y continúa: En el período que dura nuestra Escuela renacentista organizamos encuentros con diferentes maestros de oficios artesanales. Ellos les enseñan a los niños cómo se fabrican vasijas y recipientes de arcilla. En el taller de carpintería se hacen casas para pájaros y figurillas de lana. Así los niños van aprendiendo por medio de su experiencia y vivencias personales. Organizamos una lección sobre las formas de ofrecer primeros auxilios, nos reunimos con gente de profesiones diversas: policías, bomberos, programadores etc. Organizamos charlas dedicadas a la tierra, el agua, la ecología. De este modo los chicos van adquiriendo habilidades sociales concretas. He notado que hay niños que manejan óptimamente un ordenador, saben mucho sobre el progreso de las tecnologías pero, al mismo tiempo, no son capaces de resolver problemas elementales del día a día.



Es bueno que nuestra escuela disfrute del apoyo de toda la ciudad de Koprivstitsa. Hemos hecho visitas al Ayuntamiento, hemos entrado al Salón de Ritos Nupciales y hemos observado cómo se contraen matrimonios. En todo el período que dura el campamento de verano estamos creando un ambiente propicio a hacer referencias a la familia búlgara, hablando de cómo ésta había sido antaño y cómo vive en la actualidad. Dedicamos una atención especial a las tradiciones y los valores familiares.

Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: azsambulgarche.com