Cochecito de bebé, olvidado por alguna madre distraída, trineo infantil, anteojos, estuches, paraguas, cosméticos, lupas, mochilas, bolsos femeninos, hasta frascos de encurtidos… Son sólo algunos de los objetos perdidos entregados por ciudadanos concientes a la Oficina de Objetos Perdidos y Encontrados de Sofía. Los empleados de la misma todavía recuerdan una funda de violonchelo olvidada con el instrumento dentro. Después de una larga estadía en la Oficina, su propietario por fin vino a buscarlo.
Al principio, la Oficina de Objetos Perdidos y Encontrados estaba ubicada en el centro de Sofía, enfrente del edificio del Mercado Central, y todos los objetos olvidados y halldos en tranvías, trolebuses y autobuses, como también en la calle se entregaban directamente allí. “Hace años venían a entregarnos una gran profusión de pertenencias olvidadas”, cuenta Yordanka Rúseva del Centro de Movilidad Urbana. Las cosas cambiaron después de la renovación del Mercado Central en la década de los años 90, cuando la Oficina de Objetos Perdidos y Encontrados tuvo que cambiar de dirección.
Desde hace mucho tiempo no se ha dado el caso que alguien viniera a entregar algo perdido en la calle o en el transporte público –confiesa Yordanka Rúseva– . La gente olvida a menudo el documento de identidad. Eso pasa porque cuando hay que recargar la tarjeta de tránsito es necesario presentarlo. Nosotros lo entregamos en las respectivas comisarías. Una vez devolvimos una billetera. El señor que la había olvidado la había dejado en una de las taquillas de la Oficina. En la billetera había un móvil y desde él llamamos a su esposa. Durante mucho tiempo guardamos una pequeña grabadora no reclamada por nadie, así como una bolsa grande llena de ropa. El problema es que la nueva oficina no dispone de suficiente espacio para almacenar objetos voluminosos. El año pasado trajeron del metro un volante de automóvil. Lamentablemente no lo acepté porque no había donde ponerlo.
En opinión de Yordanka hoy en día la cantidad de objetos perdidos no ha disminuido pero como la gente, por lo visto, ha empobrecido tal vez se guarde lo encontrado. Además se ha vuelto menos consciente y no quiere responsabilizarse de los objetos encontrados.
Creo que para la gente esto es un compromiso, depende de lo que se entregue, y también de cómo reaccionará la persona que lo perdió. Pero a veces la gente duda porque nosotros registramos los datos personales de quienes vienen a entregar objetos encontrados, y desde que entró en vigor la Ley de Protección de Datos Personales todo el mundo se ha vuelto más cauteloso, explica Yordanka Rúseva.
No obstante, los objetos olvidados no están irremediablemente perdidos. Una vez encontrados, se remiten a las diferentes secciones del transporte público y del metro. Para facilitar a los ciudadanos, desde hace cinco años funciona un centro de llamadas donde rápida y fácilmente pueden obtener información sobre sus pertenencias perdidas.
Aquí, en la Oficina no viene nadie. Llaman por teléfono y nosotros les redirigimos al centro de llamadas –explica Yordanka Rúseva– . Crear el call center fue una buena idea porque quien perdió algo en el transporte público puede llamar inmediatamente allí y verificar si el objeto fue hallado o entregado a la respectiva unidad, o buscarlo en el sitio donde fue olvidado.
Versión en español por Daniela Radíchkova
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