Para numerosos turistas nacionales y extranjeros, las vacaciones veraniegas tradicionales a orillas del mar se han visto frustradas en gran medida por la pandemia de la Covid−19. Ello ha tenido por resultado un número de veraneantes en los centros vacacionales del mar Negro muy inferior a la capacidad de acogida de sus instalaciones. Se nota en cambio una demanda más acentuada de vacaciones en villas vacacionales y casas de huéspedes en zonas sin aglomeraciones. Es por ello que algunos expertos en la esfera del turismo ya van sugiriendo que Bulgaria debería aprovechar esta tendencia y orientar la atención a formas de turismo de menor difusión.
Una de estas “minas de oro” todavía escasamente promocionada es el turismo cultural. Esta modalidad es capaz de asegurar tanto una ocupación durante todo el año, como también de diversificar las formas de descanso masivo en verano e invierno. Además, el turismo cultural tienta a personas de altos ingresos y de intereses más amplios, para quienes resulta muy valioso y reconfortante retornar a sus hogares enriquecidas con nuevos conocimientos. La riqueza de más de 40.000 monumentos de la cultura de diferentes épocas históricas de la que Bulgaria dispone traza buenas perspectivas. Siete de estos monumentos: la Iglesia de Boyana, el Jinete de Mádara, la tumba tracia de Kazanlak, los monasterios rupestres de Ivánovo, el Casco Antiguo de Nesébar, el monasterio de Rila y la tumba de Sveshtari, forman parte de la Lista del Patrimonio Cultural y Natural Universal de la UNESCO.
Recientemente, la Comisión Europea presentaba una nueva plataforma en línea para el relanzamiento seguro del turismo: Re−open EU. Con el fin de ayudar a la planificación de viajes, la plataforma facilita información actualizada sobre las fronteras, el transporte, las restricciones a viajar, las medidas sanitarias de seguridad entre otra información de utilidad.
Además, la Comisión ha desplegado una campaña de apoyo a la cultura y el turismo cultural bajo el lema ”La cultura de Europa está cerca de tí”. Por medio de la promoción de productos turísticos basados en la cultura y el patrimonio histórico−cultural, la campaña apunta a reavivar el turismo y las economías a nivel local.
Los próximos días mostrarán hasta qué punto la situación originada por la pandemia y las iniciativas emprendidas podrán incentivar el desarrollo del turismo cultural en Bulgaria. Como parte de la política europea a más largo plazo y a través de diferentes programas operativos, se van concediendo a Bulgaria fondos para la restauración y socialización de sitios de turismo cultural. Gracias a ellos, han vuelto de revivir en el terreno del turismo la antigua capital de Bulgaria, Pliska, el templo paleocristiano La Iglesia Roja, en las afueras de la localidad de Pérushtitsa, el antiguo complejo comunicativo−cultural Serdika, en Sofía, la reserva histórica de Trapézitsa, de Veliko Tárnovo, el Cuartel Cruciforme de Vidin, la villa romana Armira, el monasterio de Kremíkovtsi, el complejo arqueológico de Perperikón, entre otros muchos lugares que también esperan ser descubiertos por los turistas búlgaros y extranjeros.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Iván Ivanov, BGNES, CE, Pixabay, bulgariatravel.org
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